El sexagenario vigués detenido por la Policía Local por presuntamente apuntar con una escopeta cargada a su pareja, de 55 años, quedó ayer libre con cargos tras pasar a disposición del Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Vigo. La presunta víctima, que fue quien dio la alerta por teléfono tras esconderse en el baño del piso y relató lo supuestamente ocurrido a los agentes que acudieron allí, declinó presentar denuncia contra su compañero tanto en comisaría como en el juzgado, donde también optó por no declarar. El investigado, J.M.R.A., de 66 años, que negó ante los efectivos que lo arrestaron haber intimidado con un arma a la mujer limitando lo sucedido a una "discusión", guardó asimismo silencio ante la juez. El tribunal continuará la investigación y tomará declaración a los policías, pero dado que lo que recogen en el atestado es lo que les manifestó la perjudicada, ya que no hay testigos directos, el caso podría verse abocado al archivo.

Ocurrió poco antes de la medianoche del lunes. Una patrulla de la Policía Local fue a un piso de la avenida de Camelias de Vigo, donde una mujer requería presencia policial "debido a que había sido agredida por su pareja", informa este cuerpo policial. Allí la mujer, agregan las fuentes, relató los hechos a los agentes. Así, consta en el atestado policial, refirió que su compañero la había cogido de los pelos y le había dado puñetazos en la cara y patadas. Asimismo, concretó que el hombre, que tiene armas en casa, metió "dos cartuchos" en una escopeta, llegando a apuntarle con ella, y que también amenazó con matarla.

Silencio

La mujer se refugió en el baño, desde donde telefoneó para pedir ayuda policial. Al percatarse de que todo estaba en silencio, salió a abrir tras escuchar el sonido del telefonillo cuando timbraron los agentes.

Los policías encontraron en la casa dos escopetas, un sable, un puñal de 22,5 centímetros de hoja en una funda donde había otros dos cuchillos, así como un bolso con más de 80 cartuchos. Las armas de fuego, refiere el atestado, estaban escondidas detrás de una lavadora y de unas cajas. El hombre contó a los efectivos que había estado en la Legión Española y que por eso disponía de tales armas, alegando que tenía licencia para las mismas y aportando documentación al respecto de esta cuestión.

Cuando llegaron los agentes el hombre estaba "tranquilo" en el salón, refiriendo que hubo una "discusión" pero que no pasó nada más. Ante esos policías también señaló que había bebido y que se tomó varias pastillas de Trankimazin para "dormir" y "no aguantar" a su pareja. Tras ser detenido y antes de su traslado a comisaría, fue trasladado al servicio de urgencias de la calle Tui.