Irrumpir en las vías para pintar en vagones de tren, pese a la peligrosidad que ello conlleva, no parece una práctica excepcional en Portugal. Ni tampoco en España, a la luz de las numerosas detenciones practicadas en los últimos años. Una de las operaciones más importantes se llevó a cabo hace un año en Madrid, cuando la Policía Nacional arrestó a diez grafiteros por pintadas en 168 vagones que ocasionaron más de 600.000 euros en daños. Los detenidos, perfectamente organizados, llegaban a parar trenes en marcha, por el método del palancazo, y en apenas minutos pintaban superficies de hasta 50 metros cuadrados, a la vez que grababan sus "trabajos" para colgar los vídeos en las redes sociales. En los dibujos dejaban sus firmas, para ganarse el reconocimiento del resto de grafiteros. Este mismo año otra operación en Murcia acabó con 17 detenidos. En Galicia, hace varios años, hubo otro operativo de la Guardia Civil por grafitis en vagones de trenes que hacían paradas técnicas en las estaciones de las provincias de Pontevedra, A Coruña y Lugo.