Sin poder contener las lágrimas en algunos momentos de su testimonio, ayer también declaró el hijo de la víctima, originario de Portugal pero asentado en Salceda de Caselas. El hombre contó que su madre le había relatado episodios de maltrato psicológico que sufrió por parte de su marido, como insultos o amenazas, pero aseguró que desconocía que sufriese violencia física o que, como relataron vecinos, tuviese que pedir para comer o incluso llegar a dormir en la calle porque él la echaba de casa. La víctima cobraba una pensión de apenas 90 euros.

Manifestó que su madre tenía gran dependencia emocional y económica de su marido, y que le daba pena por una enfermedad que sufría. Añadió que él, como hijo, le aconsejó que debía separarse y finalmente ella decidió dar el paso. Los días previos al crimen, concreta, presentó "unos papeles" para ello. En esos días el presunto agresor no estuvo en casa, estaba desaparecido. Aunque a la víctima le dijo que estaba con un hermano en Valladolid, ésta, según habría llegado a contar, lo vio por Vigo.

El hijo ahondó en que en esas jornadas anteriores al homicidio ayudó a su madre a empaquetar cosas ya que iba a irse del piso.Pero aunque inicialmente el matrimonio habría acordado que era ella la que dejaría la casa, la mujer, añadió, fue asesorada para que se quedase allí. Este posible cambio de opinión, que llevaría a que debía ser el esposo el que se fuese, puede ser, según fuentes del caso, un posible detonante de la discusión que desembocó en el crimen.