Llegó a aconsejar cómo ejecutar el crimen y acudió a su cita con el sicario -en realidad, un arrepentido que es el testigo clave del caso- con una pistola eléctrica, una pala y unos guantes. Sonia Coello Pinto será juzgada en los próximos meses por la Audiencia Provincial de Ourense y se enfrentará a una pena de unos 12 años de cárcel, según fuentes judiciales, como presunta autora de un delito de proposición de asesinato. La Fiscalía y la acusación particular están en plena fase de presentación de sus escritos de conclusiones, a los que después dará réplica la defensa. Hasta el momento no se conoce la versión de la mujer, que se ha acogido a su derecho a no declarar desde su detención en 2014. La instrucción del caso terminó con una valoración psiquiátrica.

Según la investigación policial, la mujer llegó a ingresar un adelanto económico al supuesto matón, ocultaba bajo una almohada el teléfono para hablar con él y dejó un rastro aparentemente criminal en varios correos electrónicos. La víctima era la mujer con la que su expareja había rehecho su vida, según ella creía. Trabajaba con él. Además de la petición de años de cárcel, Coello Pinto se expone al pago de una indemnización. En el momento de su procesamiento, el juzgado de Instrucción 3 de Ourense -el que llevó a cabo la investigación previa al juicio en la modalidad de sumario, la de los hechos más graves-, impuso una fianza de más de 90.000 euros. Era el mecanismo legal, con posibilidad de embargo incluido, para sufragar la responsabilidad civil de la presunta inductora en caso de una condena. El crimen planeado nunca se consumó. El sicario se asustó y la delató a la Policía.