El arresto del dueño de un club de alterne en Madrid hace unas semanas ha permitido desmantelar una red de Sierra Leona que supuestamente utilizaba rituales de vudú para intimidar a las mujeres que captaba en su país con fines de explotación sexual en España. En la operación abierta por el Juzgado de Instrucción 2 de Vigo el pasado mes de julio, se rescató a una menor que estaba retenida por sus proxenetas en un piso de la ciudad olívica y se procedió al arresto de tres mujeres africanas y dos varones, como adelantó FARO DE VIGO en octubre.

La víctima, de 17 años, fue captada en su país con una falsa oferta para trabajar como modelo en España, y llegó al aeropuerto de Barajas vía París, donde al recogió una de las implicadas. Una vez en Madrid la pareja que la recogió le retiraron la documentación y todas las pertenencias, al encerraron en un piso y la obligaron a trabajar en un club de alterne, según informó ayer el Ministerio del Interior. Cuando se negó a prostituirse para devolver los 60.000 euros de deuda que le reclamaban, la enviaron a Vigo.

En el viaje en autobús entre Madrid y Pontevedra, el pasado 3 de julio, contó a su compañero de viaje su situación. Éste le ofreció acompañarla a denunciar, pero ella no se decidió, por lo que le dio su número de teléfono. Unos días después, al recibir un mensaje donde le contaba que estaba retenida otra vez y que la explotaban sexualmente, el hombre denunció los hechos en la comisaría de Marín.

Los agentes iniciaron al investigación de inmediato, y en las cámaras de seguridad instaladas en la estación de autobuses observaron como en la fecha y la hora indicadas en la denuncia, una joven de origen subsahariano era recibida pro otra mujer y juntas abandonaban la estación.

La menor no sabía en qué zona de Vigo estaba y no la dejaban salir a la calle, salvo en una ocasión en que la enviaron a tirar la basura, pero facilitó al hombre que denunció su situación los datos de lo que veía por la ventana. Estas pistas llevaron a los agentes de la Ucrif de la comisaría viguesa al piso en el que estaba retenida en Urzáiz. Apenas cuatro días después de su llegada a Vigo era rescatada y los dos presuntos proxenetas -el hombre y la mujer que la vigilaban-, detenidos.

Acogida por una organización integrada en la Red Nacional de Asistencia a víctimas de trata de seres humanos, relató cómo la engañaron para venir a España. Los investigadores comprobaron que la trama es una organización perfectamente estructurada que cuenta con captadores en Sierra Leona para localizar las víctimas entre los estratos más pobres; otros actuaban como intermediarios y trasladaban a las víctimas a los países de destino, y finalmente los explotadores, que las obligaban a prostituirse.