La Fiscalía sostiene que Jessica, consumidor de cannabis, "era consciente de la situación de peligro en la que se vio expuesta su hija al convivir con una persona consumidora habitual de sustancias tóxicas, y pudiendo evitarlo, dejó a la niña bajo los cuidados de Eva mientras se disponía a preparar el biberón", de ahí los 3 años de prisión que solicita para ella por un delito de lesiones por omisión.

En el caso de Eva, el Ministerio Público destaca que hasta agosto de 2013 vivía con su abuela paterna, así como su padre y su tío que era drogodependientes en un ambiente de marginalidad. Cuando se fue a vivir sola con su hija menor, pues su pareja está en prisión, Eva consumía cocaína y heroína delante de la niña en compañía de su padre y otras personas que iban a visitarla.

En ocasiones, según su versión, dejaba la cajita de metal donde guardaba la droga y el papel de plata empleado para el consumo encima de la mesilla de su habitación permitiendo que la pequeña "jugara" con el papel de plata.

El relato del fiscal explica que la acusada se había sometido a un plan de deshabituación sin éxito "abandonando el plan de mejora familiar elaborado por el servicio de Familia y Menores" persistiendo en el consumo de drogas.