Denise Pikka Thiem, la peregrina estadounidense de 41 años, que falleció de una brutal paliza en Ponferrada -como adelantó este diario- cuando realizaba el Camino de Santiago, fue agredida por la espalda, lo que puede ser determinante a la hora de calificar su muerte como un asesinato y no un homicidio ya que no tuvo opción de defensa.

La autopsia revela que falleció de una brutal paliza y presentaba numerosas fracturas, la más grave la rotura de la base del cráneo, si bien no fue agredida sexualmente. Miguel Ángel M.B., de 39 años, fue detenido en Asturias y poco después se autoinculpó de la muerte de la mujer, aunque firmó que fue fortuita, al golpearse la cabeza contra una piedra después de que la agrediese con un palo. Una versión que la autopsia contradice. El cadáver también tenía rotas las mandíbulas, varios dientes, costillas y la laringe.

El cadáver presentaba además la amputación de las dos manos, que el sospechoso de su muerte confesó haberle cortado y enterrado a unos cuatrocientos metros de donde fue hallado el cuerpo, aunque todavía no han sido encontradas. Él mismo llevó a la Policía al lugar donde enterró el cadáver.