Una joven de 13 años interpuso una denuncia falsa en la Comisaría de la Policía Nacional de Gijón en la que aseguraba que dos personas habían intentado secuestrarla, para evitar ser castigada por sus padres por haber roto su teléfono móvil. El 11 de octubre, la menor, en presencia de sus progenitores, acudió a dependencias policiales para relatar que dos hombres con acento de Europa del este habían intentado introducirla a la fuerza en un vehículo. La joven afirmó que uno de los atacantes la agarró por detrás, con la intención de robarle el móvil, y que a pesar de que no sufrió ninguna lesión lamentó la fractura de la pantalla de su teléfono que le cayó al suelo. Ante estas declaraciones, la Unidad de Delincuencia Especializada de Gijón inició una investigación, que finalizó cuando la madre de la menor les informó de que todo lo relatado por su hija había sido mentira para evitar ser castigada por haber roto el terminal.