Tal y como hizo ante la Policía Nacional, Diego Pedrido confesó ayer el crimen ante la juez. El joven declaró que perdió el control después de que ella, afirmó, le asestase "dos puñetazos" en la cara cuando discutían. El imputado concretó que no recuerda lo que pasó justo a continuación, que tiene una nebulosa, ya que la siguiente imagen de la que es consciente es cuando la mujer estaba ya tirada en el suelo y él, admitió, asestándole "patadas" en la cabeza. El vigués añadió que antes de abandonar el domicilio fue consciente de que la había matado, algo que pudo confirmar ya que llegó a ponerle la mano en el cuello y comprobó que no tenía pulso.

Aunque la relación estaba rota desde hacía semanas según el entorno de la víctima, el detenido aseguró que la tarde del domingo llegó en torno a las 17.00 horas al domicilio de la mujer en la calle López de Neira para pasar la tarde con ella. Según su versión, Divina no quiso salir porque estaba cansada y se quedaron en el sofá del salón viendo una película. Allí, al verlo muy inquieto ya que supuestamente hubo una discusión, prosiguió, ella le dio "cinco pastillas" para que durmiese. En el interrogatorio afirmó que, tras ingerir los fármacos, aún salió a la calle a una tienda que abría los domingos para comprar algo para comer.

Según transcurría la tarde, declaró el joven, la víctima se fue a la habitación ya que quería descansar y dormir. Él la acompañó. El crimen sucedió en el dormitorio, tras una discusión. Él alega que ella le pegó y que no sabe lo que pasó justo después. Cuando la juez le preguntó si había tratado de asfixiar a la mujer, dijo no recordarlo. De lo que sí es consciente es de Divina ya tirada en el suelo y de él asestándole "patadas" en la cabeza hasta matarla. Después, cogió su ordenador, sus dos teléfonos móviles, el móvil de la víctima y las llaves de la casa de ella y se fue. Como se había olvidado las llaves de la vivienda de sus padres, aún regresó al piso para cogerlas.