Una de las escenas más crueles de la crónica de sucesos del año pasado en la Oviedo merece para la Fiscalía la petición de una pena de tres años de cárcel. Es el castigo al que se enfrenta la mujer acusada de abandonar a sus tres hijas -de tres años, de dieciocho meses y una recién nacida de 20 días- en el domicilio familiar durante horas. Fueron los llantos de las más pequeña los que alertaron a los vecinos, que dieron aviso a la Policía.

Ahora la Fiscalía pide que se imponga a la acusada una condena de tres años de prisión, inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena e inhabilitación especial para el ejercicio de la patria potestad y de los derechos de guarda de cualquier menor o persona con discapacidad, y especialmente de sus tres hijas, durante diez años, junto con el abono de las costas procesales.

Los hechos sucedieron el pasado 18 de diciembre. Según el relato que difundió ayer la Fiscalía mediante una nota de prensa, la mujer abandonó la vivienda sobre las 22 horas de ese día y allí dejo a las tres pequeñas, mal vestidas (una con un pañal y las otras dos solo con una camiseta y descalzas) y en un lugar poco apropiado. Según el ministerio Fiscal, el piso carecía de calefacción en pleno invierno, estaba en deficiente estado de conservación, sucio, desordenado y con un fuerte olor a orines y excrementos.

El relato de los hechos que trascendió entonces es estremecedor: La mayor tenía casi tres años, la mediana, año y medio, y la más pequeña era una recién nacida de sólo veinte días. La bebé permanecía desnuda y tiritando de frío encima de una cama matrimonial, al borde de la muerte, según explicaron entonces fuentes cercanas al caso. Su hermano se estaba dando cabezazos contra la pared; y la mayor de todos, sentada en silencio, con la mirada totalmente perdida.