La tragedia de ayer en Carral tiene, tristemente, antecentes en Galicia y en el norte de Portugal No es la primera vez que el drama se instala en las pruebas automovilísticas en la comunidad gallega que ya guarda funestos recuerdos en lo que a competiciones de motor se refiere. Este tipo de tragedias no conocen fronteras y el accidente de Carral no es el único sucedido históricamente tanto en la provincia coruñesa como en otros rincones de la Península.

En 1986, el 8 de noviembre, un espectador falleció en el accidente de un vehículo vigués en el Rally de A Coruña. El fallecido en aquel entonces fue un hombre de 38 años que tomaba fotografías de los coches, resultando también heridos dos niños de 14 y 12 años, que también contemplaban esta competición.

Otro trágico siniestro ocurrido en una competición automovilística en Galicia sucedió en 2001, el 29 de julio, cuando también siete espectadores que contemplaban el Rally de Chantada fueron arrollados por el coche que pilotaba un porriñés. Los heridos observaban la carrera lucense desde una curva muy cerrada y detrás de las barreras de protección.

Pero no solo en Galicia han ocurrido tragedias relacionadas con pruebas automovilísticas como los rallies, donde los espectadores siempre están expuestos. Fue el caso del niño de 4 años que, en 2004, murió arrollado por uno de los coches que tomaban parte del Rally de Algar, en Cádiz.

Recientemente, en el país vecino, en Guimarães, el 7 de septiembre del año pasado, una madre, su hijo y otro murieron cuando uno de los vehículos que tomaban parte en la competición se salió del trazado y se llevó por delante a un grupo de espectadores. En este siniestro también hubo otros 5 heridos de distinta consideración.