La Guardia Civil ha detenido a tres menores rumanos como presuntos autores del violento robo que se perpetró en la casa rectoral de Domaio (Moaña) el pasado día 7 de agosto, y que supuso la hospitalización del párroco, Samuel Aristizábal. El cura tuvo que ser intervenido de la mandíbula debido a los golpes recibidos al ser golpeado reiteradamente con una bombona de butano. Ahora se recupera de las heridas físicas, que no de las mentales, que se resisten. Vive refugiado en la casa de una familia de Moaña y se despierta de noche con la sensación de que no respira.

La detención de los ciudadanos rumanos, que ayer prestaron declaración ante la Fiscalía de Menores de Pontevedra, fue producto de la investigación realizada por el equipo de la Policía Judicial de Cangas, que durante 15 días realizó servicios de seguimiento y vigilancia en Vigo, ciudad donde vivían los tres menores, de 16 y 17 años. Fue clave en la resolución de los hechos la colaboración vecinal y las aportaciones de varios testigos, así como la declaración de la propia víctima. La identificación del vehículo que usaron los asaltantes fue fundamental en la investigación.

En los registros en los domicilios de los arrestados en Vigo la Guardia Civil se incautó de efectos de procedencia desconocida, entre ellos dos ordenadores portátiles, una cámara de vídeo, un teléfono y una pistola eléctrica de pintar. Uno de los detenidos tiene antecedentes similares por otro robo con violencia y resultado de lesiones, registrado en la ciudad olívica este año.

La Guardia Civil estuvo el miércoles en la casa de la familia que aloja a Aristizábal mientras se recupera. Los agentes les mostraron los objetos incautados, pero ninguno era fruto del asalto realizado en la casa rectoral de Domaio mientras dormía el cura. El párroco, al que los investigadores no comunicaron en ese momento que ya estaban sobre la pista de los ladrones, no reconoció ningún efecto.

Tras enterarse ayer por FARO de los arrestos, el cura afirmó que falta una persona. El párroco se muestra convencido de que fueron cuatro personas las que le atacaron y se resiste a creer que sean menores. Así, aseguró que tanto por sus voces como por sus figuras (había poca luz, solo la de sus móviles) aparentaban más edad. También asegura que no reconocería a sus asaltantes, ni por sus voces. Lo que sí supo desde un primer momento es que se trataba de extranjeros, por su acento, pero no llegó a verles el rostro en ningún momento.

Testigos

El origen rumano de los detenidos coincide con las manifestaciones de un testigo ocular que aseguraba que vio a dos jóvenes en el entorno poco antes del asalto a la vivienda, de los que dijo que sería capaz de identificarlos, y que se mostró convencido de que eran de Rumanía.

La familia que acoge al párroco también recordó ayer otro aspecto clave para la investigación. Así, comentó que el día de la brutal agresión varios vecinos vieron un vehículo sospechoso en las inmediaciones. Era blanco y grande. Comentaban que había cuatro ocupantes y que éstos dormían en el interior del coche. Los vieron bañarse en una playa cercana. El cura aseguraba ayer que no les guarda rencor a sus agresores. "Ni tengo rencor hacia ellos ni odio. Lo dejo en manos de Dios, que los ilumine y ayude a estabilizar sus vidas", comenta este religioso colombiano, que lleva desde 2012 en España y ejerciendo de párroco de Domaio menos de un año.