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Una "máquina" a la batería

El músico destacaba por su increíble sentido del tiempo, de ahí su apodo de HAL 9000. Tocó en Los Piratas, Minim y Ectoplasma

Desde la iz., Javier Fernández, Paco Serén, Iván Ferreiro, Fon Román y Pablo Álvarez, Los Piratas, en 2001. // JDA

Se dice de alguien que es "una máquina" para alabar su habilidad. Con Javier Fernández, la expresión era más literal. Desde que era un chaval, sobresalió por su increíble sentido del tiempo, que le permitía tocar la batería con la precisión de un metrónomo, algo que luego se comprobó comparándolo con el software musical actual. De ahí procede el apodo por el que era conocido en Los Piratas y más allá: HAL 9000, como el súper ordenador casi humano que tomaba el control de la nave Discovery en la célebre película de ciencia-ficción "2001", de Stanley Kubrick. Además de ese talento casi maquinal, músicos amigos, ayer impactados por la noticia, destacan también su bondad y su disposición a ayudar siempre que era necesario.

"Era una bellísima persona -decía ayer uno de sus allegados, también músico, que le visitó hace unas semanas, cuando nació su bebé-; nunca le vi un mal gesto. Y fue el mejor batería que he visto encima de un escenario".

Hace unos siete años que Javier Fernández abandonó la música en directo para dedicarse a dar clases de batería en centros como Aula Eléctrica y DZetta Music Center, en Vigo, que ayer decidió cerrar hasta el lunes en señal de duelo. Anoche, su compañera de docencia en este centro, la cantante gallega Sabela Cereijo, lamentaba su pérdida: "Aún en estado de shock -escribía en su perfil de Facebook-. Nos ha dejado un compañero y un músico increíble. R.I.P., maestro".

Hal era un profesor de prestigio -algunos de sus alumnos se convirtieron luego en profesores- y estaba empeñado en crear un método de aprendizaje fácil para todo el mundo. También le llamaban para preparar y afinar baterías en el estudio para grupos de la escena viguesa de rock.

Mantenía contacto con dos excompañeros de Los Piratas, el guitarrista y teclista Paco Serén, que era prácticamente vecino suyo en Ponteareas, y el bajista Pablo Álvarez. Ambos solían participar hace unos años en actuaciones de música improvisada (jam sessions) en un pub ponteareano. Sin embargo, Javier Fernández no quería saber nada de los escenarios.

Tras la disolución de Los Piratas, ocurrida en 2004, Fernández tocó en Ectoplasma, el grupo de Nicolás Pastoriza, aunque su estancia fue de transición. Gael Pintos se ocupó de las baquetas hasta la disolución de Ectoplasma a finales de 2009. Recibió clases de informática musical y también fue, durante un año, batería del grupo de rock industrial y cyberpunk Minim, otra banda viguesa, aún en activo.

Pero Javier Fernández quedará para la historia de la música como el batería de Los Piratas, el grupo más importante surgido en la escena viguesa -y posiblemente en toda España- en el último cuarto de siglo. Disuelto hace once años, después de publicar su quinto álbum de estudio, "Relax" (2003), la banda de Iván Ferreiro, Fon Román, Paco Serén, Pablo Álvarez y Javier Fernández todavía es citada como influencia fundamental por muchas formaciones actuales. Nacida hacia 1991 en el entorno de la sala viguesa Código de Barras (CDB), evolucionó hasta convertirse en una formación innovadora, audaz y de éxito, que dejó canciones eternas como "Promesas que no valen nada", "El equilibrio es imposible" y "Años 80".

Se suele decir que un grupo puede ser todo lo bueno que sea su batería, y con HAL 9000 esta máxima se cumplía.

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