Cuatro embarcaciones intervenidas, más de 6.000 kilos de hachís incautados, un velero que se dirige a Vigo cargado con más de 500 kilos de cocaína (la cantidad exacta se desconoce pues gran parte de la droga viaja oculta en compartimentos especiales) y 18 detenidos. Este es el balance provisional de la Operación Santa desarrollada por los grupos especiales contra el crimen organizado de la Policía Nacional, Udyco y Greco Galicia, y dirigida por el Juzgado de Instrucción 1 de Vigo y la Fiscalía Antidroga de Pontevedra contra una activa organización gallega codirigida presuntamente por el vilanovés Francisco Javier Fernández Pomares, hijo del "Peque" un histórico contrabandista y narco vilanovés ya fallecido, y el cambadés Lorenzo Toledano González, que se encuentra en búsqueda y captura tras eludir el cerco policial.

Tras una jornada maratoniana, que comenzó a las 10 de la mañana y finalizó pasadas las 8 de la tarde con la declaración judicial de doce detenidos en Arousa, la magistrada de Instrucción 1 ordenó el ingreso en prisión de seis de ellos, como ya hizo el pasado 7 de agosto con los dos tripulantes detenidos en el velero que llegará a Vigo la próxima semana. Anoche dormía en A Lama el presunto cabecilla del grupo, Fernández Pomares, que se acogió a su derecho a no declarar tras asegurar que no tenía ninguna relación con los alijos de droga ni con los detenidos. Compartió furgón camino de prisión con otros supuestos integrantes de la red, como un vecino de Sanxenxo que se encontraba en libertad provisional a la espera de juicio por otra operación y dos vecinos de O Grove. En otro vehículo se trasladó a un cordobés vinculado a los alijos de hachís. Todos los detenidos suman más de 150 antecedentes por tráfico de drogas.

La juez dejó en libertad con cargos a otras seis personas, entre las que se encuentran la mujer del fugado Toledano, la madre de un joven de O Grove detenido en la operación que entró anoche en A Lama y la novia de éste, de nacionalidad británica. También en libertad condicional, con comparecencias periódicas, quedaron un vecino de Sanxenxo y otro de Vilagarcía. Un hijo de Toledano ya había sido puesto en libertad la víspera en dependencias policiales.

La magistrada imputa de forma genérica a los 18 detenidos presuntos delitos de tráfico de drogas que causan grave daño a la salud, con los agravantes de cantidad de extraordinaria importancia, uso de embarcación y pertenencia a organización criminal. Los cuatro detenidos en Andalucía prestarán declaración en los juzgados de su demarcación, mientras que los dos tripulantes del velero lo harán al llegar a Vigo. Previsiblemente la causa se juzgará en la Audiencia Nacional al suceder los hechos en varias comunidades autónomas.

La investigación sobre la red atribuida a Javier Fernández Pomares y Lorenzo Toledano comenzó hace un año y una querella de la Fiscalía Antidroga, que dirige Luis Uriarte en Pontevedra, puso en marcha las diligencias en el juzgado vigués. Inicialmente se investigaba a varias personas de y hechos ocurridos en la demarcación de la ciudad olívica, que derivaron en la desarticulación de la activa banda, cuya importancia radica en que trabajaba a la vez con grandes cargamentos de hachís, para lo que desplazaron al sur de España medios y lancheros, y de cocaína. En este último caso disponían de contactos directos en Colombia para abastecerse de droga a través de Fernández Pomares, quien recuperó los contactos que antes habían sido de su padre. según los investigadores

A finales del mes de mayo la organización empezó a ver frustradas todas sus operaciones. Tres alijos de hachís y las embarcaciones que los transportaban en el Mediterráneo cayeron en manos de las fuerzas antidroga, caso de 2.900 kilos en Murcia, al parecer rumbo a Italia. Entre los detenidos se encontraría todo el escalafón de la organización, los financieros, los organizadores, los lancheros y el personal que debía descargar en tierra los alijos. La compleja operación policial tuvo que solventar las medidas de seguridad que adoptaba el grupo tanto en sus encuentros y viajes por distintos puntos de España, como en las conversaciones telefónicas interceptadas. Un barco blanco y otro marrón, es una de las claves que habrían utilizado para referirse a los envíos de coca y a los de hachís.