Los espeluznantes primeros testimonios del asesinato de las pequeñas Amaia y Candela resultan difícilmente asimilables incluso para quien profesionalmente está acostumbrado a acercarse a realidades tan violentas como esta. Las declaraciones tomadas hasta ahora así lo evidencian, llegando incluso a compungir al fiscal encargado del caso ante lo atroz de los detalles que fueron aportados ayer por la mañana a la magistrada del Juzgado Número 1 de Caldas. El representante del ministerio público, visiblemente afectado, reconoció que estas primeras narraciones en las que se conocen los escabrosos detalles acerca del modo en el que David Oubel habría matado a sus hijas de cuatro y nueve años resultan especialmente difíciles de encajar. "Es una investigación dura desde el punto de vista humano, también incluso para mí", comentaba Alejandro Pazos.

La forma tan atroz con la que el parricida quitó la vida a unas niñas de corta edad, desfigurando sus rostros con la sierra radial que empleó para degollarlas, lleva a que la naturaleza de las declaraciones hagan "difícil de aguantar" la tensión en la sala donde el fiscal está tomando las declaraciones. Alejandro Pazos ha incidido que los testigos están pasando por una situación "muy delicada" al estar colaborando "en una investigación que es bastante dura para ellos", por lo que ha pedido delicadeza "con estas personas". El fiscal ya había apuntado que la imputación de asesinato porque considera que "hay agravantes". Aunque descartó concretarlos porque "sería revelar datos que están siendo objeto de investigación", el estado que presentaban los rostros de las niñas hace indicar que podría tratarse del ensañamiento.

Estas delicadas declaraciones, en todo caso, no han hecho más que empezar. Existirían varios testigos de la escena del crimen y de los hechos que ocurrieron en la mañana del último día de julio. Además de los agentes que descubrieron los cuerpos de las niñas y la macabra escena también se prevé la declaración de vecinos que dijeron escuchar gritos en la vivienda del lugar morañés de O Casal. También se especula con la comparecencia de la pareja del parricida, del que se apuntó que habría sido uno de los que dio la voz de alarma de los planes de David Oubel. La identidad de las personas que declararon ayer se mantiene también bajo secreto, negándose desde la Fiscalía o el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia a aportar más detalles. Algunas fuentes, no obstante, señalan que ya habrían testificado desde las fuerzas de seguridad, así como un vecino del asesino y también una anterior pareja.

"Es una investigación dura desde el punto de vista humano para todos, también incluso para mí", comentó claramente emocionado el fiscal antes de incidir en que "no se trata de un crimen sencillo de narrar. "Es un esfuerzo bastante grande, las declaraciones son bastante complejas", comentó el fiscal rehusando indicar quiénes eran los citados en esta primera jornada. Según se indicó posteriormente desde el Tribunal de Xustiza de Galicia, en principio habían sido citados a declarar dos testigos, pero uno de ellos acudió acompañado y se decidió tomarle declaración también a esta tercera persona "por lo que pudiese aportar a la causa".

Al término de esta primera mañana de testificaciones, Pazos fue cuestionado por si, ante los datos que se van conociendo, mantendrá la petición de prisión permanente revisable. "Legalmente es lo que procede", dijo, puntualizando que no va "a entrar en la constitucionalidad o la inconstitucionalidad" del artículo del nuevo Código Penal, en vigor desde el 1 de julio.

Así, recordó que el artículo 140 de la norma "prevé esa pena para cualquier delito de asesinato que se cometa sobre una persona menor de 16 años o que sea especialmente vulnerable por razones de edad, enfermedad o situación personal". De hecho, recalcó: "Yo lo único que haría sería aplicar la ley", ha concluido.

El fiscal ya había comentado que este sería el primer caso en el que, por las características del crimen, se podría aplicar en España esta figura punible equiparable en cierto modo a la cadena perpetua que se aplica en otros países. Los hechos ocurrieron el viernes, cuando supuestamente David Oubel acabó con la vida de sus dos hijas de cuatro y nueve años de edad en su vivienda de Moraña utilizando como arma una sierra radial. Tras ello, el hombre se autoinfligió heridas, por las que fue trasladado al Hospital de Montecelo, siendo dado de alta unas horas después.

Al día siguiente, el sábado, el parricida fue puesto a disposición del juzgado, que decretó su ingreso en prisión provisional comunicada y sin fianza y le imputa dos delitos de asesinato, en la línea con la medida solicitada por el fiscal del caso. El hombre se acogió a su derecho a no declarar tanto en sede judicial como ante la Guardia Civil.

Concentraciones de repulsa

Por otra parte, Pontevedra centró buena parte de la enérgica repulsa con la que la sociedad gallega condena el doble parricidio de Moraña. Diputación y Concello llevaron a cabo sendas protestas silenciosas en recuerdo de las víctimas y solidaridad con la familia.

Actos similares se llevaron a cabo en el Parlamento, con presencia del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y la secretaria xeral de Igualdade, Susana López Abella, quien expresó la "tristeza y repulsa absoluta" del Gobierno gallego ante este asesinato, que "marca un antes y un después para Moraña y toda la sociedad gallega". Las principales ciudades gallegas acogieron citas para condenar el parricidio.