La autopsia realizada al cadáver que fue hallazgo el sábado en la zona alta del Seminario de Ourense, y que a falta de las pruebas de ADN sería el de Socorro Pérez, la mujer de 43 años desaparecida hace un mes cuando salió a correr, revela que su muerte pudo ser violenta, ya que presentaba un fuerte golpe en el cráneo que era visible en la frente, y eso que las condiciones del cuerpo dificultan la investigación pues se encontraba en estado de putrefacción, según informaron fuentes oficiales.

Los restos recibían sepultura ayer por la tarde en el panteón familiar en el cementerio de San Francisco, y el portavoz y primo de la fallecida, Jesús María Pérez Barreiro, dejó claro que se trata de una "muerte violenta", de ahí que la familia demande del Ministerio del Interior que "busquen y localicen a los culpables para ser juzgados". Advierte que la desaparición de su prima y el hallazgo del cadáver con un fuerte golpe en el cráneo "ha generado alarma social" y no descartan que se pueda tratar de un caso de "violencia de género, pero no en el ámbito familiar, ya que mi prima era soltera".

Los padres de Socorro Pérez estuvieron presentes en el sepelio, arropados por numerosos vecinos y allegados. Todos están pendientes de la evolución de la investigación, de ahí que el portavoz de la familia se mostrase sorprendido de que se decretase el secreto del sumario después de encontrarse el cadáver, cuando "no había sospecha de nada". Pero sin descartar que exista un "indicio solvente del que nosotros no tenemos conocimiento". Y recalca que desde un principio la familia sospechó de que la desaparición "no fuera voluntaria", y que después de encontrarse el cadáver, había sido "una muerte violenta".

Así, Jesús María Pérez advertía que desde un primer momento la familia descartó las otras dos posibilidades con las que trabajaba el operativo de investigación, como el de un suicidio o el de la desaparición voluntaria, esgrimiendo "la vida ordenada" de su prima, además de que "no tenía ni problemas familiares ni económicos", lo que le lleva a señalar que "se perdieron días en descartar estas hipótesis".

Con ese planteamiento, entiende la familia que se debe ir en esa dirección, al considerar que "un asesino está en la calle", sin descartar cualquier posibilidad, incluso que "pueda ser un conocido de mi prima". Aunque también alude a una circunstancia que se debe tener en cuenta, y es que la desaparición de Socorro Pérez se produjo "coincidiendo con la fiesta en el barrio de Vistahermosa, en la que viene gente de fuera coincidiendo con las mismas, tanto para trabajar como para pasar esos días aquí".

La juez de guardia autorizó el entierro sin esperar a las pruebas de ADN porque la ropa que vestía Socorro Pérez el día de su desaparición estaba junto al cadáver, así como las llaves de su casa. El hecho de que estuviera semidesnuda podría apuntar a una posible agresión sexual, aunque resulta complicado determinar ese extremo científicamente, dada la descomposición que presentaba el cadáver.

Los investigadores se muestran mucho más cautos y mantienen abiertas varias líneas de investigación sobre la desaparición y muerte de la mujer. En cuanto a la dicho por la familia, de que se trata de una muerte violente, se limitan a señalar que es una posibilidad aunque no la única.