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Un vigués ayuda con material y comida a poblados muy castigados

Alberto Rojo, sorprendido por el terremoto en el Annapurna, viaja con varios nepalíes a Rasuwa para llevar arroz, agua y tiendas de campaña

Alberto Rojo, ayer acompañado por nepalíes, recoge uno de los sacos de arroz que, con más comida y material, llevaron a Rasuwa. // Fdv

El terremoto que hace una semana sumió en la tragedia a Nepal sorprendió al vigués Alberto Rojo a 4.200 metros de altitud, en el campamento base del Annapurna. Después de dos días caminando y tras realizar otro tramo en autobús, llegó a Pokhara, ciudad del centro del país ubicada a unos 200 kilómetros de la capital Katmandú. Y allí tomó la firme determinación de quedarse unos días más en el país para prestar su ayuda a los damnificados. Y ya está colaborando, ya que ayer, junto a un grupo de nepalíes, viajó con comida y material hasta Rasuwa, una zona muy castigada por el movimiento sísmico. "Mañana [por hoy] distribuiremos la comida y las tiendas de campaña por los poblados más afectados", explicaba al anochecer antes de echarse a dormir al raso e intentar descansar.

El drama que se vive en Nepal ha despertado la solidaridad de numerosos colectivos. Pero también de ciudadanos que, por iniciativa individual, quieren aportar su grano de arena. Es el caso de Alberto Rojo, que había viajado solo al país para hacer trekking y que, pese al terremoto y a las réplicas que se vivieron desde entonces, se decantó por no adelantar su regreso a España. El vuelo de vuelta lo tenía previsto ya desde que llegó a Nepal hace casi un mes para el próximo martes 5 de mayo. Y este vigués ha decidido aprovechar estos días que le quedan para ofrecer su colaboración a los nepalíes, gente que no duda en calificar de "extraordinaria".

"Mi intención es ir a una zona muy afectada y ayudarles a poner tabiques, a levantar sus casas...", decía el miércoles, un poco desanimado entonces porque el caos y la falta de organización no le facilitaban este objetivo. Pero al final lo consiguió. Ayer, a las cinco y media de la madrugada, se puso en pie para, junto a un grupo de ciudadanos de Pokhara "de los que estoy aprendiendo mucho", cargar material y llevarlo a Rasuwa, "muy castigada por el terremoto". En esa región rica en recursos naturales el seísmo ha dejado huella. Los deslizamientos de tierra y avalanchas llegaron a enterrar una de las aldeas afectadas.

Alberto y los nepalíes que van con él reunieron arroz, noodles, esterillas, tiendas de campaña, linternas, ropa, agua... "Viajé durante ocho horas en una ambulancia con nueve personas más y mañana [por hoy] iremos a los poblados más afectados", explicaba ayer. Lo "peligroso del terreno" en esa zona provoca, añade, que hasta el momento sus habitantes no hayan recibido apenas ayuda.

Internet

La de ofrecer su colaboración directa sobre el terreno no ha sido la única iniciativa que ha tenido este vigués, ya que, con la colaboración de una amiga que está en Galicia, también acaba de crear una página en la plataforma de crowdfunding GoFundMe con el objeto de recoger fondos para aportar a esta catástrofe. Ayer ya había reunido en la cuenta 380 euros de diez personas que se animaron a donar. "La oportunidad de ayudar te hace feliz", escribió junto a las fotografías que ha ido insertando en este portal mostrando la solidaria labor que está realizando estos días.

No es la primera vez que este vigués viajaba a Nepal. Ya lo había hecho hace dos años y en esta ocasión volvió para hacer trekking, "para desconectar y empaparme de la belleza de esta zona". El día del terremoto, en el Annapurna, dormía en una habitación que compartía con un ciudadano japonés. "Me gritó que saliese rápido. La sensación que tuve es que todo se movía de forma oscilante y regular, como si fuese una ola. Yo observaba el albergue del que habíamos salido, pensaba que se iba a caer, pero al final no...", recuerda. En Pokhara, a donde se dirigió en primer lugar, el terremoto no causó apenas daños. Ahora, con su viaje solidario con los nepalíes, es cuando está viviendo de forma directa las consecuencias más dramáticas de un seísmo del que el país tardará mucho en recuperarse.

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