"El país es un caos. La gente está durmiendo a la intemperie, en parques y jardines, mientras la comida empieza a escasear; hay muchos muertos y gente entre los escombros a la que aún no han podido rescatar porque los medios no son suficientes; y las réplicas son tremendas, de pánico..." Emocionada, Estrella Lorenzo describía ayer con estas palabras la desoladora situación en la que ha quedado Katmandú, capital de Nepal, tras el devastador terremoto de 7,9 grados en la escala de Richter que se registró el sábado en el país. El balance provisional es ya de más de 4.200 muertos y más de 7.000 heridos. Esta viguesa residente en Chapela (Redondela) y su marido Javier Picón fueron a Nepal para celebrar sus "bodas de plata". Un viaje que se convirtió en pesadilla. Igual que el de Gonzalo Louro, natural de Ézaro, en A Coruña, y afincado en Sant Cugat del Vallès (Barcelona). De 65 años, estuvo varias semanas haciendo trekking con un amigo por la India y Nepal para celebrar su jubilación hasta que los sorprendió el seísmo. "La tierra empezó a temblar, se hundía...", recuerda de ese terrible momento.
Aunque las comunicaciones no son fáciles, FARO pudo hablar ayer por teléfono con el matrimonio vigués y con Gonzalo Louro. Allí, en Katmandú, era casi medianoche y los tres estaban en las oficinas que la constructora gallega Grupo San José tiene al lado del aeropuerto de la capital nepalí. La empresa trabaja en las obras de ampliación y remodelación de las instalaciones aeroportuarias y la nave de planta baja con la que cuentan allí se convirtió en refugio para sus propios trabajadores y para decenas de turistas como Estrella, Javier y Gonzalo. Los tres, al cierre de esta edición, tenían previsto subirse en el Airbus 310 de la Fuerza Aérea Española que los iba a llevar, junto a 75 españoles más, a Nueva Delhi.
A punto de producirse esta evacuación, el matrimonio vigués confiesa que lo vivido desde el sábado hasta ayer en Nepal les quedará para siempre "grabado" en la memoria. Las dos noches que pasaron allí tras el terremoto durmieron en jardines de hoteles. No era seguro estar en edificios. "El caos es total", describe Javier. Estrella, su mujer, relata que las réplicas vividas durante estos días han sido constantes. "Hubo muchas, pero al menos tres o cuatro fueron tremendas, de terror...; era imposible dormir más de diez minutos", afirma esta viguesa, que lamenta la situación en la que queda el país. "Lo triste es lo que les espera ahora a toda esta gente: la comida y el agua escasean, van a llegar epidemias...", afirma, señalando el drama que es ver a la gente, con sus fallecidos, hacia los crematorios. "Hay muchos muertos, es terrible...; y personas atrapadas entre los escombros, gente viva a la que aún no han podido rescatar y que se acabará muriendo", indicaba con voz entrecortada.
Gonzalo Louro, natural de Ézaro, se vio sorprendido por el terremoto en Pokhara. Pudo viajar hasta Katmandú en autobús. Pero días antes del gran movimiento de tierra que ha sumido al país nepalí en una tragedia, la madrugada del 22 al 23 de abril, en un poblado de Ghandruk, afirma que él y su amigo ya se despertaron con un "golpe grande". "Las camas se movieron", dice. "Todo el mundo habla del terremoto del sábado; pero ya hubo un movimiento ese día", asegura. Estos días ha estado "compartiendo" la tragedia con nativos y turistas. "Hubo al menos seis réplicas importantes, y cada vez que se producían el pánico fue colectivo", afirma. "Cuando vives algo así la realidad te sobrepasa; no hay palabras suficientes para describirlo", añade.
Ayer, a punto de abandonar Nepal, estos tres gallegos quisieron mostrar su agradecimiento a la labor realizada por las autoridades españolas. "Cuando viene tu país a protegerte te emocionas", dice Gonzalo. Estrella hizo especial mención a Laura García Alfaya, cónsul española en Nueva Delhi, "por su empeño y efectividad para sacarnos de Nepal". Esta viguesa y su marido seguirán ahora su viaje por India, "por zonas seguras". Gonzalo, mientras tanto, regresará a España, donde le espera su familia.
