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La sala la absuelve porque sufrió un "brote psicótico breve"

Doce años de terapia para la guardia civil que disparó a un vigués al creerlo un etarra

La agente causó un tiroteo en una gasolinera de Madrid al creer que la rodeaban terroristas

Más de cuatro años después de que una guardia civil enajenada la emprendiese a tiros con su arma reglamentaria en una gasolinera de Villaviciosa de Odón (Madrid), hiriendo de uno de esos disparos a un vigués de 46 años que había parado con un amigo a repostar combustible, el caso ya ha sido objeto de sentencia. Y la Audiencia Provincial de Madrid, donde se celebró el juicio, ha impuesto a Pilar H.P. una medida de seguridad consistente en 12 años de tratamiento externo en un centro médico adecuado a la anomalía psíquica que padece. La sala ve los hechos constitutivos de un delito de asesinato en grado de tentativa y otro de lesiones psíquicas, pero absuelve a la agente al apreciar la eximente completa de trastorno mental transitorio: concluye que, según dijeron psiquiatras y forenses, tenía las "facultades cognitivas y volitivas anuladas" ya que sufrió un "brote psicótico breve" que le hizo creer que las personas que la rodeaban eran terroristas de ETA "que trataban de matarla". La mujer, que llevaba menos de un año como guardia civil, había estado realizando los días previos un curso de formación sobre lucha antiterrorista.

Además del tratamiento, la Audiencia priva a la agente del derecho de tenencia y porte de armas por un máximo de 10 años, aunque no la inhabilita para su profesión, "sin perjuicio" de lo que se pueda decretar al respecto en otros ámbitos distintos al penal. En lo que se refiere a indemnizaciones, la guardia civil, con la responsabilidad civil subsidiaria del Ministerio del Interior, deberá pagar cantidades que suman más de 66.000 euros: 46.700 para el vigués herido, Óscar R.V., y casi 18.000 para el amigo que iba con éste, Francisco Javier Ramudo, también natural de Vigo, que precisó tratamiento y estuvo de baja debido al estrés postraumático sufrido. Los 1.599 euros restantes de indemnización son por los daños en un vehículo.

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Ocurría la madrugada del 12 de septiembre de 2010 en la gasolinera Atalaya, en la carretera M-50 de Madrid. Óscar y Javier viajaban hacia Vigo de regreso de una competición de vela en La Manga del Mar Menor y pararon a repostar combustible y descansar un rato. Allí, entre otros clientes, ya estaban la guardia civil y su novio, agente del mismo cuerpo, que mantenían una discusión. Y de forma "súbita" y "sorpresiva" Pilar, creyendo según la sentencia que su compañero y el resto de personas que estaban allí eran etarras, sacó su arma reglamentaria Bereta: "con la intención" de acabar con las vidas de quienes la rodeaban, disparó al menos cuatro veces, impactando uno de los tiros en Óscar, que volvía hacia su coche tras hacer el prepago de la gasolina y se desplomó al suelo. La estupefacción fue total. Incluso iniciados los tiros, los testigos tardaron segundos en ser conscientes de que aquello era real: la resolución relata que hubo quien pensó que era "una película" o que las balas eran "de fogueo". A raíz del suceso, el vigués herido, que recibió el tiro a la altura del costado con orificio de entrada y salida, tiene reconocida una incapacidad y sufre estrés postraumático. "Me vi morir en aquella gasolinera", declaró a FARO cuando fue el juicio.

El abogado de Óscar y Francisco Javier, el vigués Pablo Espinosa, pedía prisión para la agente al estimar que la eximente no era completa. En todo caso, valoró que la sala haya estimado argumentos que él planteó, ya que calificó como tentativa de asesinato e impuso a la mujer medidas "más gravosas" que las que solicitaba la Fiscalía.

"Al segundo tiro vi levantarse el hormigón y ya observé a Óscar derribado"

  • Francisco Javier, vigués con residencia actual en Lugo, estaba con su amigo Óscar aquella madrugada. Para él, la sentencia no hizo "verdadera justicia". Opina que la enajenación alegada es una estrategia de defensa: "Era una discusión de pareja en todo regla". "Al segundo disparo vi levantarse el hormigón, me eché atrás y vi a Óscar derribado", dice este hombre, que socorrió y contuvo la hemorragia a su amigo los 20 minutos que tardó la ambulancia.

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