"Les pido que piensen en sus hijas", suplicó ayer la última víctima del violador del estilete, Félix Vidal Anido, al tribunal que le juzga en la Audiencia de Lugo por los delitos de detención ilegal y falsedad documental. Vidal Anido, con medio centenar de violaciones a sus espaldas y considerado muy peligroso, había salido de la cárcel apenas un mes antes de este ataque, como beneficiario de la derogación de la doctrina Parot. La Fiscalía de Lugo pide 9 años de prisión para el acusado por intentar acceder por la fuerza al domicilio de la mujer y por simular que en el momento de los hechos viajaba en un autobús hacia Meira. Además, reclama una orden de alejamiento de su última víctima durante 10 años.

La mujer, que lo reconoció en la sala sin ningún género de dudas aunque precisó que tenía el pelo más largo, relató ante el tribunal el asalto que sufrió en su domicilio de Lugo el pasado 9 de abril de este año. El acusado, indicó, entró con ella en el portal, y ya en su piso, interpuso una pierna con la puerta y durante "cinco minutos" estuvieron forcejeando, mientras le tapaba la boca y la trataba de amedrentar con un objeto en la sien.

"No dijo ni una palabra, ni cuando me puse a chillar", manifestó. Aunque el hombre le tapaba la boca, consiguió pedir alertar a su hijo, que entonces salía del baño, quien provocó la huida del agresor. La mujer tiene claro que el acusado intentó acceder a su vivienda. "Trataba de entrar dentro de casa", ha sostenido. La mujer atacada aseguró ante el tribunal que de no haber sido por su "frialdad", posiblemente se hubiera convertido en otra víctima de Vidal Anido

El hijo de la víctima declaró en el juicio que no puede apuntar los rasgos físicos del asaltante, pues solo pudo observar como salía del edificio por la ventana. Quien sí reconoció al violador del estilete es un policía fuera de servicio que se cruzó con él y ante los gritos de madre e hijo llegó a seguirle con su vehículo.

Desaliñado y con barba de varios días el acusado llegó a la Audiencia en un furgón de la Guardia Civil desde la prisión de Bonxe, a donde fue trasladado de nuevo tras la vista, y en la entrada de la sede judicial, en la Plaza de Avilés, se topó con varios pasquines en el suelo donde se podía leer, 'Te vigilamos, no te olvidamos' o 'Queremos caparte'. Una vez más aseguró que era inocente e insistió en que viajaba en autobús en el momento de los hechos. Pero el fiscal, que le acusó de intentar simular la perforación de un billete de autobús que salía de Lugo a las 13.15 horas, desmontó tal coartada con un informe pericial y con el registro de localizaciones de su teléfono móvil. El violador del estilete reaccionó con un "no tengo nada que decir".