"Tuvimos suerte porque solo le rajó en los brazos y creo que algo en la cara. Si llega a estar sola y no la deja escapar, la mata", comentaba ayer la actual pareja de una mujer peruana, afincada en A Coruña, cuyo exmarido -del que lleva ya dos años separada - la apuñaló en un bar del Agra del Orzán. El hombre fue detenido por la Policía tras ofrecer una fuerte resistencia.
El agresor, según el relato familiar, ya había estado llamando a la puerta de la víctima -que vive en la misma acera del bar- por la mañana y, como no había podido contactar con su exmujer, esperó a que ésta abriese el negocio para presentarse en él. Para entonces, eran casi las dos de la tarde y el hombre estaba, según la actual pareja de la mujer, "borracho".
Tanto algunos de los amigos de la víctima que se congregaron ante el bar al conocer la noticia como su novio aseguraron a este diario que el agresor llevaba tiempo amenazando a su víctima. "Le decíamos que le denunciase, pero no se atrevía, decía que iba a ser peor", comentaban. Por eso no hay ninguna queja formal por las amenazas recibidas. La víctima es madre de, al menos, una niña que, ayer, estaba con su abuela.
La Policía Local detuvo ayer al hombre, de unos 40 años, acusado de apuñalar a su expareja en el bar Yesterday, del Agra do Orzán, en el número 234 de la ronda de Outeiro. La víctima, de 36 años, e iniciales G.F, fue trasladada al Complexo Hospitalario Universitario A Coruña (Chuac), donde fue atendida de una herida realizada con arma blanca en un brazo. Según informó ayer el hospital, su pronóstico era leve y se le dio el alta por la tarde.
Uno de los testigos del suceso, aseguró que, mientras estaba trabajando en la zona, poco antes de que diesen las dos de la tarde, escuchó "un ruido fuerte", como de una pelea, entonces salió a la calle y vio cómo un hombre con un cuchillo en la mano estaba pegando a una mujer. Los reconoció como la dueña del bar Yesterday y su antigua pareja. Entonces, el testigo le gritó y le pidió que dejase de asestarle puñaladas a la mujer.
"¿Qué haces? La vas a matar. Suéltala", le gritó el hombre. El agresor, según el testimonio del testigo, le enseñó el cuchillo y le dijo que estaba "muy loco" y que si quería que le hiciese a él lo mismo: "Le daba con el cuchillo sin ver qué hacía". En el momento en el que el agresor amenazaba al resto de vecinos, según cuenta el testigo, la víctima consiguió escapar y empezó a correr para refugiarse en un bar cercano. De hecho, en la acera de la ronda de Outeiro, pasado ya el tiempo, podía adivinarse sin problema el recorrido que había realizado la mujer herida, dejando tras ella un reguero de sangre.