¿Por qué supuestamente Rosario Porto y Alfonso Basterra sedarían y asfixiarían a su hija de 12 años hasta matarla? En el móvil del crimen de Asunta reside, diez meses después del asesinato, una de las grandes incógnitas de este mediático caso. El o los motivos, según reflexiona el juez José Antonio Vázquez Taín en el auto judicial con el que cierra la instrucción y abre juicio oral, sólo pueden ser conocidos "de verdad" por ambos imputados. Pero tras una intensa investigación judicial en la que prácticamente desde el primer día se empezaron a barajar y al tiempo desechar o aparcar un sinfín de posibles móviles -como las teorías de la herencia o la de un oscuro secreto familiar-, el magistrado decide sacar conclusiones. Lo hace para que los abogados defensores no aleguen "falta de motivación". Y aventura las que a su juicio podrían ser las presumibles razones que habrían llevado a estos padres a matar, siempre presuntamente, a la niña que adoptaron en China cuando era un bebé. Lo que concluye el instructor es que podría haber tres motivaciones: una relacionada con el "abandono palmario" al que tendrían sometida a la menor; y otras dos, de vinculación directa con Alfonso, con un trasfondo económico y hasta sexual.

1 | Una niña "abandonada". Una de las claves sobre el tipo de relación que Asunta tendría con sus progenitores la dio la madre de una compañera de la menor. "Asunta estaba tirada, sin que nadie le hiciese caso", refiere Taín que declaró esta testigo. La niña era alumna de altas capacidades. Iba un curso adelantada a su edad en un instituto de Santiago, estudiaba inglés, chino y francés, así como ballet y música. Parecía no faltarle de nada. La pequeña y sus padres -ella abogada, él periodista en paro-, transmitían hasta el crimen la imagen de familia idílica. Pero lo que concluye el juez es que en realidad la menor -muy unida a sus abuelos maternos hasta que éstos fallecieron en un plazo de apenas 7 meses en diciembre de 2011 y julio de 2012, respectivamente- sufría un "abandono palmario" por parte de los imputados. "La pequeña pasaba días e incluso noche sola", dice el auto notificado esta semana. Esta situación de soledad se evidenciaría por "las comunicaciones" que había entre las partes.

Para el magistrado, algo también muy significativo sobre esta presunta desidia que Rosario y Alfonso tenían como progenitores es que el verano previo al crimen Asunta estuviese "un mes y doce días" (desde el 28 de julio al 9 de septiembre) "con terceras personas". La niña pasó esas vacaciones de 2013 sin sus padres en Vilagarcía. "Como indicó la madrina [de la menor], no dispusieron de tiempo, por su 'trabajo' para pasar el santo de la niña -15 de agosto- con ella. ¿Ninguno de los dos dispuso de unos días, pese a no trabajar, para estar con la víctima? Elocuente", zanja Taín.

Otra conclusión del auto ligada a la relación entre hija y padres es el "estrés" que al parecer provocaban en Rosario las gestiones "triviales" relativas a la atención de Asunta, cuestiones de las que antes del divorcio se ocupaba Alfonso. En el tablón de su piso, por ejemplo, ella tenía como tarea pendiente renovar el DNI de la menor. "Fue incapaz de hacerlo en nueve meses", sostiene el juez sobre Rosario, de la que dice que "aborrecía las tareas domésticas". ¿Se veía Porto superada en su papel de madre? ¿Era la niña un "estorbo" para sus padres? Son preguntas que siempre sobrevolaron en esta investigación.

2 | El presunto plan de un Basterra "humillado". Una cuestión que planeó en esta instrucción fue la del amante de Rosario. El juez describe que Alfonso, tras descubrir la infidelidad y tras la ruptura a principios de 2013, intentó que su exmujer, a través de un "plan maquiavélico", abandonase esa relación que mantenía con otro hombre. Pretendía "recuperar su posición de dominio" sobre ella. Pero sólo lo habría logrado en parte.

El auto describe que efectivamente este periodista consiguió que Porto adoptase una posición "sumisa" hacia él, que volviese de alguna manera a su "vida anterior". "Era Alfonso o la muerte", declaró la madre de Asunta sobre la razón por la que, tras su ingreso hospitalario en junio de 2013, debía volver "a los brazos" de su exmarido. "Ella misma afirma que Alfonso le impuso como condición para ayudarla [con sus obligaciones] que rompiera la relación [con su amante]", relata Taín.

Pero la abogada no lo hizo. "Rosario nunca abandonó su relación sentimental con un tercero. Alfonso era conocedor de ello y se sentía humillado", se señala. Por eso, el magistrado considera que en esta especie de ultraje del que se sintió víctima Basterra y en su obstinación por retener de por vida a su exesposa podría haber otro móvil del crimen. "La desaparición de Asunta, de forma violenta y por un plan conjunto, colocaría a Rosario en sus manos [en las de Alfonso] definitivamente, y le aseguraría el sustento económico del que carece", interpreta.

Según esta teoría, el imputado trataría de atar por siempre a Rosario por el terrible secreto que sería el asesinato de su propia hija. No por amor. Para garantizarse comodidad económica. Los meses previos al crimen Alfonso estaba en paro y vivía en un piso de alquiler de escaso mobiliario. Prueba de su carencia de ingresos es que el juez, a la hora de denegarle la libertad, ve riesgo de fuga precisamente por esa carencia "de recursos y de forma de vida conocido".

3 | La motivación de carácter sexual. Otra "motivación" que insinúa el instructor es la sexual. Esta teoría, como la económica, pivota sobre Basterra. Hay un elemento clave que levanta estas sospechas. El ordenador de Alfonso. El mismo que estuvo desaparecido y que apareció misteriosamente en el tercer registro en el piso del imputado, cuando él estaba en prisión. Taín no duda de que el aparato fue "manipulado". "Los indicios son claros. No hay huellas de Alfonso en el teclado. ¿Cómo escribía? ¿Sin tocar las teclas?", se pregunta. Y sí se hallaron huellas, dos, de una persona no identificada que habría ayudado al periodista, "en lugares recónditos y en el disco duro". Donde no debería haberlas.

Por eso, y ante el "comprometedor" contenido del ordenador -gran cantidad de pornografía asiática-, Taín cree que cobran relevancia "otros indicios que se trataron discretamente". Y cita el ADN de Alfonso en las bragas de Asunta -aunque en su momento se descartó que fuese semen- o que en su piso, donde según Basterra no había más que un cepillo de dientes y unas zapatillas de Asunta, estuviesen en la mesilla los trajes de ballet. Los mismos con los que la menor aparecía con sospechosas poses en las fotos halladas en ese portátil y en teléfonos móviles.