El matrimonio de Pontedeume que se sentó ayer en el banquillo de la Audiencia Provincial acusado de matar a un menor el 10 de julio de 2011 pidió "perdón" a la familia y a los allegados del joven. "Lo siento mucho. Es una desgracia muy grande", dijo ayer la mujer, después de que su marido murmurase, hasta en dos ocasiones, que sentía lo sucedido. Tras sus palabras, el jurado popular que se encargará de emitir un veredicto sobre su culpabilidad o inocencia, se fue a deliberar y lo seguirá haciendo durante el día de hoy.

Las acusaciones particulares -representantes de la familia del joven de 17 años fallecido- solicitan para el matrimonio veinte años de prisión porque, aunque fue el hombre el que le asestó la puñalada mortal al joven, fue su mujer la que le dio el cuchillo para atacarle.

Tanto la Fiscalía como la defensa de los acusados -ejercida por José Luis Aranguren- admiten que la muerte del joven se produjo por un homicidio, pero ambos piden la libre absolución, ya que creen que se deben aplicar las eximentes de miedo insuperable y legítima defensa. El joven se metió en la vivienda del matrimonio a las dos de la madrugada y los acusados, al percatarse de su presencia, se levantaron de la cama. Según la reconstrucción de los hechos facilitada por los procesados, el joven forcejeó con el hombre y, entonces, la mujer le pasó un cuchillo con el que, con una puerta de por medio, atacó al menor sin ver dónde le daba.

La Fiscalía se agarró al factor humano para convencer al jurado de que los acusados deberían ser exculpados y le solicitó que no convirtiese su veredicto en una "revancha" ya que al joven no se le podía "devolver la vida" y les pidió que dejasen a un lado la duda de por qué el joven había acabado en una casa que no conocía porque no era eso lo que se juzgaba en la vista y porque, a pesar de la intensa investigación, no se había logrado saber.

Las acusaciones se mostraron ayer menos benévolas con el matrimonio. El representante de las hermanas del fallecido, Jorge Vázquez, cree que la pareja destruyó pruebas y considera que el cuchillo utilizado es un arma demasiado grande para "repeler un allanamiento de morada" y no cree que el miedo fuese "insuperable" sino todo lo contrario, "superable por el cuchillo de grandes dimensiones".