"Irreversible" y de "difícil" tratamiento. Así es, a juicio de los peritos forenses, la lesión cerebral que padece Francisco Acuña Martínez, el joven de 22 años de Cangas que reconoció haber matado de varias puñaladas al novio de su madre, Jorge Fernández Silvoso, en enero de 2011. Una lesión cerebral que es consecuencia de un fuerte traumatismo cráneo encefálico que sufrió en un accidente de moto dos años antes. Las secuelas de aquel siniestro son también la causa del grave trastorno orgánico de la personalidad que padece y que le llevó a cometer este crimen.

Este carácter "permanente" de la lesión cerebral que padece Francisco Acuña provoca que, a juicio de los forenses, "se pueda volver a repetir en cualquier momento y de la misma forma súbita" una crisis similar a la que le llevó a acabar con la vida de Jorge Fernández.

Los peritos declararon ayer en la segunda jornada del juicio que se sigue por este caso en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra. Explicaron que aquella lesión cerebral "cambió la personalidad" de Acuña. "Lo hizo más agresivo, más impulsivo y con dificultad para prever las consecuencias de sus actos", indicaron al jurado. "Distingue entre el bien y el mal, pero su capacidad de dirigir su voluntad está anulada", dicen. "No puede reprimir sus impulsos, no tiene los frenos sociales que podemos tener nosotros por esa lesión cerebral".

Los forenses encargados de realizar la autopsia al cuerpo sin vida de Jorge Fernández, subteniente de la Guardia Civil, destacaron que el cadáver no presentaba ninguna otra lesión aparte de las dos cuchilladas (una con dos trayectorias) que le asestó el acusado en el cuello y que fueron mortales de necesidad.