El compinche de Canceliñas fue detenido en Jacinto Benavente, en su confluencia con Severo Ochoa, ante la Armadora Pereira. Trabajadores de esta zona próxima al puerto fueron testigos de excepción del operativo, como los de Pescapuerta. "Todo fue muy espectacular y rápido; dos BMW y un Volvo de la secreta acorralaron al Ford Fiesta; salieron un montón de agentes con chalecos y pusieron sirenas", describe Emilio Terleiro, redondelano que, casualmente, vive "al lado" de donde apareció el pasado domingo el Mercedes del médico secuestrado. Otros operarios pudieron ver "cara a cara" a Álvaro Miguel. "Los agentes le abrieron la puerta, lo arrimaron contra el coche, lo esposaron y lo metieron en uno de sus vehículos; no opuso resistencia, obedeció como un pajarito, estaba callado", cuentan. Los testigos detallan que al fugitivo se le veía "demacrado". "No se parecía en nada al de la foto del periódico", dice uno. Otro concretó que es "muy bajito y delgaducho". "Me imaginaba que sería un armario; llevaba un gorro de lana oscuro, una cazadora vieja y una barba como de no haberse afeitado en días", concreta.