José Carlos Montes Asorey, un vecino de Cangas de 51 años que el 25 de octubre de 2012 se presentó en la Jefatura de la Policía Local de Vigo con un: "Vengo a entregarme, he cortado el cuello a una mujer" y que poco después decía a otro agente "quería matarla para entrar en prisión", cambió ayer en el juicio la versión que mantuvo durante la instrucción de la causa. Así, alegó defensa propia y culpó a la víctima, una prostituta de 63 años, de haberse cortado en un forcejeo tras descubrirla "en la habitación del club metiendo la mano en el bolsillo de mi sudadera porquería robarme 100 euros ". El fiscal pide para él 12 años de prisión por asesinato en grado de tentativa y la acusación particular 12 y otros 10 años de alejamiento de la víctima.

Montes Asorey admitió ante el tribunal que le juzga en la Sección Quinta de la Audiencia en Vigo que cogió a la mujer por detrás, aunque "le puse el cúter en la barbilla para asustarla y marcharme, pero ella movió la cabeza y en el forcejeo se cortó". También negó haber llevado en su mochila el cúter que utilizó o elegir de forma premeditada a la mujer, la mayor de las que estaban en el establecimiento de La Herrería, porque era la que menos resistencia ofrecería.

Un relato muy distinto al de la víctima. "Él me eligió, ya lo conocía porque había sido cliente antes. No mantuvimos relaciones aunque nos desnudamos. Cuando se cumplió el tiempo, unos 25 minutos, le dije que tenía que irse. No protestó, ni discutimos. Yo iba a abrir la puerta cuando se puso la gorra, se agachó -creí que para recoger su mochila pero cogió el cúter- y me agarró por detrás cortándome dos veces el cuello. No se cómo logré zafarme, me dio otra puñalada en el pecho y corrí a otra habitación. Él se marchó como si tal cosa", explicó la mujer que declaró tras un biombo. La víctima relató que uno de los cortes, que precisó 20 puntos de sutura, pudo ser mortal. La grasa que tenía en el cuello la protegió, según los médicos.

El acusado admitió que no llegaron a tener relaciones sexuales, aunque había pagado el servicio, y que no discutieron. Aseguró que iba por La Herrería cuando una joven del club le ofreció droga, no la quiso pero se asomó "para ver como era el interior del local", al que aseguró nunca había entrado. También negó ser cliente de la víctima, aunque afirmó que la conocía de verla en la puerta del club cuando él pasaba por allí para ir a centro hospitalario.

"Me asomé y estaba oscuro. Ella se acercó a mí, yo no hubiera ido ni loco con una mujer de su edad", aseveró Montes Asorey. Cuando se preparaba para marcharse "8 minutos después de subir a la habitación" la sorprendió hurgando en el bolsillo de su chaqueta. Por ello, según ha declarado ante el tribunal, cogió un cúter que había en un lavabo de la habitación, y se lo puso en la barbilla. "No la vi sangrar, ni yo me manché. El cúter no tenía hoja", afirmó, aunque ya en la calle, "al oír el revuelo que se montó en el club" se entregó en la Policía Local. "Me autoinculpé porque esperaba que la confesión sirviese para tener algún beneficio en caso de ser condenado. Pero lo hice en defensa propia, y dije que fui yo a ver si me caía menos por entregarme", concluyó.