La Fiscalía de la Audiencia Nacional ha solicitado este miércoles 8 años de prisión por la comisión de un delito de confección de aparato explosivo con fines terroristas para Eduardo Vigo Domínguez cuyas huellas aparecieron en un guante incautado en un coche en el que su hermano y otra persona transportaban un artefacto explosivo.

Eduardo Sánchez, ya condenado el pasado 12 de septiembre a 18 años de prisión por integración en la organización terrorista Resistencia Galega, falsificación de documento oficial y tenencia de explosivos, ha negado durante la vista oral tener relación con la bomba.

Los dos pasajeros del coche, José Manuel Sánchez Gorgas y su hermano Santiago Vigo Domínguez, alegaron en el juicio en su contra que se habían encontrado el artefacto en el monte y que lo estaban metieron en el vehículo para deshacerse de él. Ambos fueron condenados a cuatro años de prisión por el Tribunal Supremo por planear atentar sin éxito contra una urbanización de chalés en Porto do Son.

Sánchez Gorgas y Santiago Vigo Domínguez fueron detenidos la madrugada del 14 de diciembre de 2007 tras ser sorprendidos en un coche en la AC-550 que une Noia y Porto do Son con la bomba en el maletero. Al observar una actitud sospechosa por parte de los dos ocupantes, los agentes decidieron proceder al registro del vehículo y durante el mismo encontraron un dispositivo de iniciación piroténico, ocho cargas con unos 580 gramos de pólvora, cinco aerosoles de gas butano y 384 gramos de metralla.

Además, bajo los asientos también había una mochila que contenía un papel con la frase 'Perigo, bomba' y otra con dos relojes despertadores manipulados para acoplarles un artefacto y dos rollos de cinta aislante. También había tres pares de guantes, unos de ellos con las huellas del ahora acusado.

PVC

Durante la vista oral uno de los agentes de la Guardia Civil, instructor de la investigación, ha puesto de manifiesto que sospecharon de la participación de Eduardo Vigo en la elaboración de la bomba debido a que ésta estaba fabricada con PVC, material que el acusado empleaba en su trabajo como instalador de calefacción.

El acusado ha reconocido que los guantes con sus huellas eran de su propiedad y ha precisado que los utilizaba para colocar radiadores. En su vivienda se localizó el ticket de compra. Vigo no ha sabido explicar por qué se hallaban en el coche en el que viajaba el artefacto.

Los familiares y amigos de Vigo que han acudido al juicio vitorearon al acusado al inicio y el final de la vista. Además, han desplegado una pancarta en la puerta de las dependencias judiciales con la leyenda 'Volved a casa' y repartido albariño a los viandantes.