Un vigués que no asimiló la ruptura con su mujer y que para molestarla y doblegar su voluntad siguió llamándola por teléfono, le cortó en varias ocasiones el suministro de luz y agua, llamaba a su timbre y hacía ruido de noche para perturbar su descanso y tranquilidad -la víctima vivía en el piso superior de la vivienda y el acusado en el bajo- aceptó ayer 52 días de trabajos en beneficio de la comunidad y dos años de alejamiento por un delito de coacciones en la vista celebrada en el Juzgado de lo Penal 3.