La marea de ayer del "Mar Abierto" fue un poco distinta. El pesquero de Marín se dirigía a primera hora de la mañana al puerto de Bueu después de completar el lance "del manexo o de luz" cuando encalló en una zona de bajos de la costa de Beluso, un lugar conocido como As Ameixeiras. El barco quedó completamente "posado", como decía ayer su patrón y armador, sobre las rocas y tuvo que esperar a que pasaran casi nueve horas para que la marea hiciese su trabajo y reanudar la navegación. Afortunadamente el incidente no tuvo consecuencias graves ya que no se registraron heridos y el "Mar Abierto" no sufrió daños importantes.

El suceso ocurrió sobre las 7.30 horas, tal como explicaba el patrón, Jesús Gil Domínguez. "Fue un despiste y afortunadamente algo anecdótico porque los daños son mínimos", explicaba a mediodía desde el propio "Mar Abierto", donde tuvo que permanecer a la espera de que la marea comenzase a subir para reflotarlo de manera natural. El barco había completado el lance del axexo o de noche y había llevado la pesca a la lonja de Marín. Poco después de las 7.00 horas el barco volvía del lance de la mañana con dirección a Bueu cuando sufrió el percance. "Fue un despiste.Acabábamos de pasar la zona de O Cabalo y cuando sentimos el golpe contra la roca paramos el motor para no forzar. Coincidió que la marea estaba bajando porque si no saldríamos de allí al momento", explica Jesús Gil.

La embarcación quedó completamente apoyada sobre el costado de estribor encima de las rocas de As Ameixeiras. Esta zona esta situada frente a una pequeña cala conocida como Lapeira y es un entorno en el que abundan las rocas y los bajos. "Vimos que los daños eran mínimos y el barco quedó apoyado sobre el lado de mayor peso, donde están los tanques y el motor", explica Jesús Gil. La espera en esta posición se prolongó durante varias horas, hasta cerca de las cuatro y media de la tarde. "Tratamos de no movernos mucho durante todo ese tiempo. Llegados a ese momento teníamos dos opciones: esperar una hora y media más para salir con la marea o que nos diesen un tirón desde otro barco", contaba Jesús Gil. Optaron por la segunda alternativa con la ayuda del "Marín de Bueu" y el "Cristo da Laxe" y finalmente el "Mar Abierto" pudo navegar por sus propios medios.

Primero se dirigió al puerto de Bueu, donde lo izó la grúa para cerciorarse que los daños en la quilla eran mínimos, y luego se fue a Marín, donde tiene su base. "Como me decían en Bueu, el que va al mar siempre va a tener una de estas", resumía ya en tierra y con resignación Jesús Gil.