"Mi clienta tuvo que elegir entre cumplir la ley y ser una buena ciudadana o entre cumplir con su deber de madre; y eligió la último". Es parte del alegato final que realizó el abogado de una mujer que ayer se sentó en el banquillo en Vigo acusada de impedir que su exmarido, condenado por tenencia de pornografía infantil, viese al hijo que tienen en común. La imputada, N.C.G., admitió que no acató la resolución judicial que establecía visitas tuteladas a favor del progenitor en un punto de encuentro y explicó que lo hizo por el bien del menor, que no quería ver a su padre. Una justificación que no es suficiente para la Fiscalía, que pidió que esta madre sea condenada a diez meses de prisión por delito de desobediencia a la autoridad porque incumplió "conscientemente" la orden judicial: el fiscal sostiene que "manipuló" y "lavó el cerebro" de su hijo para que dijese que no quería estar con su progenitor, añadiendo que no había "ningún riesgo" para el niño porque las visitas eran "tuteladas" al estar una persona con ambos durante la reunión.

Fue en junio de 2009 cuando el padre del menor, que ya estaba separado, fue condenado a un año de prisión por descargar pornografía infantil. Cuando se descubrieron estos hechos, catorce meses antes, se le había impuesto una orden judicial de alejamiento con respecto a su hijo. Una situación que cambió después, ya que el juzgado de Familia estableció a favor del padre visitas tuteladas en el punto de encuentro Aloumiño. El menor, en la actualidad de unos 15 años, llegó a ir tres veces a este centro, la primera vez en noviembre de 2011 y la última el 25 de febrero de 2012, días después de que la juez emitiese una resolución en la que apercibía a la acusada de que incurriría en desobediencia si no llevaba al niño a las visitas.

La madre admitió ayer en el Juzgado Penal 1 el incumplimiento por las consecuencias negativas que esas visitas podrían tener para su hijo. Su abogado plantea la eximente de estado de necesidad que se contempla en el artículo 21.5 del Código Penal, que es la que se aplica a quien infringe un deber "para evitar un mal propio o ajeno". "No fue una terquedad; estamos hablando de pornografía infantil; el niño tenía motivos muy serios para no querer estar con él", afirmó el letrado. A día de hoy, las visitas entre padre e hijo están suspendidas al percibir la juez de Familia un "rotundo rechazo" del menor hacia el hombre y al no apreciar "manipulación" de la madre.

Una trabajadora de Aloumiño afirmó en la vista oral que en alguna ocasión la madre justificó porqué no llevaba a su hijo, pero en las demás faltas no, apuntando sin embargo que era el niño el que, "de entrada", no quería ver a su progenitor. "Se le veía nervioso, no quería estar con él", declaró.

El padre señaló que lleva años sin ver a su hijo. "Fui 26 veces al punto de encuentro y lo vi dos veces diez minutos escasos", dijo, para añadir que si bien al principio el menor "quería verle", después ya venía manipulado. "No era mi hijo", alegó. La Fiscalía sostiene que la madre manipuló al menor y no aprecia que existiese peligro en esas visitas. "Fue condenado por pornografía infantil, pero eso no quiere decir que abusase de su hijo; no había ningún riesgo porque las visitas eran tuteladas", concluye.