El ourensano Cándido Rodríguez Eiró vivió casi dos años de calvario en Shanghái y desde el día 11 se repone en Ourense. El concurso de acreedores de su empresa en junio de 2011 empujaron a Rodríguez a viajar a China para explicar su situación a dos proveedores a los que adeudaba 46.000 y 170.000 euros. Y allí permaneció retenido solo con la compañía de su hijo sufriendo amenazas de muerte.