Escondida bajo el colchón. Así se encontró la Guardia Civil a una pitonisa de Magallón (Zaragoza) que pidió auxilio por teléfono cuando cinco personas asaltaron su casa, algunas armadas con pistolas, y tenían retenido a su padre. Entre los cinco detenidos en la vivienda figura por el expresidente del Club Deportivo Castellón, José Laparra, que al parecer pretendía recuperar los más de 140.000 euros que había pagado a la "consejera espiritual" por una poción de amor que resultó fallida para enamorar a la mujer que quería. El conjuro consistía en poner flores en agua durante 40 días y lavarse con ella, así como recoger tierra de un cementerio y frotarse el cuerpo.

La llamada de la pitonisa al 112 , el pasado 15 de mayo al mediodía, ponía en marcha un amplio despliegue policial, Los agentes llamaron insistentemente a la puerta hasta que el padre de la vidente les abrió la puerta. Estaba con cuatro personas, y su hija escondida bajo un colchón en la planta superior. Los guardias civiles arrestaron, además, a una quinta persona en el vehículo que les esperaba fuera y que se hacía pasar por policía. Se les imputan presuntos delitos de allanamiento de morada, amenazas, extorsión, pertenencia a grupo criminal y usurpación de funciones de funcionario público.

Todos se habían desplazado desde Valencia hasta la citada localidad zaragozana para recuperar el dinero pagado a la pitonisa. Los tres hombres y una mujer que acompañaban al dueño del inmueble fueron identificados e inspeccionadas sus pertenencias, interviniendo a uno de ellos más de 22.500 euros en efectivo, así como una microcámara camuflada en forma de botón que portaba en la solapa de la chaqueta el expresidente del Castellón pro si tenían que ir a juicio. También hallaron en el interior del bolso de la mujer un arma corta simulada, según ha informado la Comandancia de la Guardia Civil de Zaragoza.

En la inspección del inmueble, la Benemérita localizó más de 145.000 euros distribuidos en diferentes puntos. El dinero estaba en el interior de una bolsa de tela oculta bajo el mantel de una mesita de cristal, en el interior de una cómoda y en dos habitaciones.

La pitonisa, que se anunciaba como consejera espiritual y "asesora personal-coatching" para directivos, contactó con Laparra a través de una amiga.