La familia de Marcial Dorado cree que la amenaza de embargo que pesa sobre la familia de A Illa que vive en una casa que al parecer está a nombre del histórico contrabandista podría deberse "a un error". La hija de Dorado, la abogada María Dorado, declaró ayer a este periódico que "cuando se nos preguntó en el juzgado ya dijimos que no teníamos constancia de que ninguno de los terrenos que compramos tuviesen una casa habitada". Por ello, cree que "es posible que se haya producido un error en el peritaje judicial o en la numeración del Catastro".

Según la familia que defiende ser la titular de la vivienda, la levantaron en 1960 un marinero isleño, Francisco Cores Nieto, y su esposa, la vilanovesa Evangelina Abal Diz. Alegan que desde entonces vivieron siempre allí, y que al morir la pareja la casa quedó para los siete hijos y tres sobrinos de Francisco Cores y Evangelina Abal. Hoy residen en ella, según la familia, un nieto de ambos y su pareja. El martes pasado, sin embargo, recibieron una cédula de notificación judicial, según la cual la vivienda se va a expropiar para saldar una deuda de Marcial Dorado con una empresa de Madrid.

Según esta familia, el histórico contrabandista compró a finales de los 90 la finca de Outeiro donde estaba la casa que ocupan, y posteriormente las inscribió a su nombre en el Registro de la Propiedad. Dicen que lo hizo de espaldas a ellos. Una década después, una empresa de Madrid reclamó más de un millón de euros a Dorado, y como éste no la pagó, acudió a un juzgado madrileño, que ordenó el embargo de 38 fincas, todas en A Illa, con un valor total de 1,8 millones, correspondientes a la deuda contraída. Entre esas parcelas está la de los Cores Abal.

El problema para esta familia es que no tienen ni el recibo de las 2.500 pesetas que Francisco Cores y Evangelina Abal pagaron a una vecina en 1960 por el terreno donde hicieron la vivienda, ni la escritura de la misma, ni la anotaron en el Registro de la Propiedad. Y la carencia de esta documentación podría llevarles a perder el inmueble. Según su abogado, Javier Durán, "la solución es muy complicada. Por estadística y por lo que dice la jurisprudencia los jueces acostumbran a ir a favor del que demuestra documentalmente la propiedad de la parcela. Dorado podría alegar que no sabía que la persona a la que compró la finca no fuese la propietaria, o que hubiese una casa habitada".

Sin embargo, tienen sus bazas. El caso lo instruye el Juzgado de Primera Instancia nº 38 de Madrid, y los Cores Abal tienen de plazo hasta las 15 horas de hoy para presentar una demanda de tercería de dominio, un recurso para hacer constar que ni la parcela ni la casa son del tabaquero, por lo que no se podría embargar para saldar una deuda suya con otra empresa.