Kenia Y. Pacheco Cortez, de 18 años de edad, de nacionalidad venezolana, trabaja en un bar de Randufe (Tui). Es amiga y compañera de la menor que, asegura, ocupaba el asiento de copiloto en el Opel Kadet que se estrelló y ardió en A Guarda. Hoy la operan del tobillo que se fracturó a causa de la colisión, en un hospital de Pontevedra.

-¿Sabe por qué huían de la Guardia Civil?

-No me lo explico. Le dije al conductor que me dejase bajar. Mi amiga también se lo pidió. No nos hizo caso. Ella iba de copiloto y yo estaba detrás, al lado del otro amigo, que estaba muy preocupado. Íbamos al piso de mi amiga, en A Guarda. Veníamos de estar con unos amigos, en Budiño.

-¿Qué recuerda del suceso?

-Es como una pesadilla. Al no hacerme caso y seguir a toda velocidad, yo cerré los ojos y perdí la noción del tiempo. Los abrí cuando chocamos. Vi como el lado derecho de mi cuerpo estaba ardiendo. Se me quemó parte del pelo, el pie, los calcetines y el zapato.

-¿Cómo salió del coche?

-La puerta del lado izquierdo estaba atascada y la del lado derecho en llamas, pero vi una mano entre ellas, era la de un guardia civil y me aferré a ella. El chico que venía a mi lado me ayudó a apagar el fuego del cuerpo, ya fuera del coche el guardia civil me cogió en brazos y me llevó hasta una fuente que había cerca, para refrescar el pie quemado. Perdí de vista a todo el mundo. La ambulancia tardó un poco en llegar.

-Han salvado la vida de milagro

-Ha sido de espanto. No quiero recordar. Tengo un suero puesto que aminora el dolor de las lesiones. La quemadura es de tercer grado y llevo un montón de vendajes.

-Hoy le operan el tobillo roto

-Sí. Me di cuenta de que estaba así porque no podía tenerme en pie.

-¿Es amiga de los chicos que iban con ustedes?

-Son amigos de mi compañera. Yo apenas les conozco.