La Audiencia de A Coruña celebró ayer la última sesión del juicio por el crimen de Adrián y Alejandro, los dos gemelos de 10 años asesinados a golpes en agosto de 2011 en un piso de la calle Andrés Antelo, en Monte Alto. El novio de la madre de los pequeños, Javier Estrada, que tenía 29 años, se entregó tras cometer el crimen. Golpeó a los niños con dos tablas de madera y la parte metálica del sillín de una bicicleta estática porque interpretó que se reían de él cuando les enseñaba a mirar la hora en un reloj de cartón. Mientras, la madre de los menores trabajaba en la cocina de un restaurante.

La autoría del crimen es indudable, pero defensas y acusaciones difieren a la hora de calificar los hechos. Estrada está acusado de cometer dos delitos de asesinato, seis delitos de lesiones y un delito de malos tratos por los que exigen que sea condenado a 51 años de cárcel. La Fiscalía modificó ayer sus conclusiones al término del juicio y elevó la petición de pena para la madre de los niños de 11 a 16 años de prisión. A la procesada le imputa finalmente dos delitos de homicidio imprudente, uno de malos tratos y ocho de lesiones.

La fiscal acusó a algunos testigos de hacer "un pacto de silencio" sobre el caso para eludir supuestas responsabilidades. Exigió que Estrada sea condenado por dos asesinatos y no por homicidios, tal y como pide su defensa. Además, exigió que se tenga en cuenta la agravante de parentesco porque los niños se referían a Estrada como "papuchi o papá".

Las acusaciones tuvieron en cuenta los informes de las dos psicólogas del IMElGA que examinaron a Estrada, cuyas conclusiones se contradicen con las de las dos psiquiatras. Las expertas concluyeron que el imputado era perfectamente consciente de que iba a matar a los niños y que pudo haberse controlado.

El abogado de la madre, Víctor Bouzas, exigió su absolución y subrayó que su clienta no provocó la muerte de sus hijos. El letrado recalcó que Longueira fue sometida "a un juicio popular", al tiempo que insistió en que ninguno de los técnicos de Servicios Sociales del Ayuntamiento ni de la Xunta, la pediatra, la directora del colegio ni las tutoras de los niños detectaron síntomas de que fuesen víctimas de malos tratos. "Esta mujer está condenada por la calle, pero gracias a Dios nos quedan los tribunales de justicia. No veo que el que sea una persona fría y calculadora tenga que tener un castigo penal", manifestó, al tiempo que recordó que las médicos que realizaron la autopsia a los cadáveres no percibieron lesiones anteriores a las que les causaron la muerte. "Ningún testigo vio que Mar maltratase a sus hijos", concluyó.

La abogada de Estrada, Lucía Rama, reclamó al tribunal que lo absuelva de los delitos de lesiones y malos tratos que se le imputan. La letrada exigió a los jueces que lo castiguen por cometer dos delitos de homicidio en lugar de asesinato. Recalcó que sufre un retraso mental y pidió 6 años de internamiento psiquiátrico. Javier Estrada hizo uso del derecho de última palabra para decir: "No se como pudo pasar lo que pasó".