Un atraco frustrado... y muy accidentado. El asalto ocurría en junio de 2012 en un piso de Teis (Vigo), pero no llegó a consumarse gracias a que una vecina dio la alerta a la Policía: varios agentes irrumpieron en la vivienda y dos de los cuatro encapuchados que estaban en el domicilio acabaron hospitalizados porque se arrojaron por la ventana desde una altura de diez metros tratando de huir de los efectivos. Ayer, nueve meses después de esos hechos, los integrantes de esta banda se sentaron en el banquillo del Juzgado de lo Penal número 2 de la ciudad olívica. Ya no fue preciso celebrar el juicio, ya que los cuatro -tres individuos originarios de Colombia y otro joven de Ruanda- asumieron la autoría y aceptaron la condena.

Los colombianos Kevin Esteven V.V., Héctor Fabio F.M. y Rodrigo D.D., junto al ruandés Abdaluye G., se sentaron en la sala de vistas cubriendo su rostro con una capucha. La juez les ordenó que se las quitasen. Todos ellos fueron condenados a un año y nueve meses de cárcel por un robo con violencia en casa habitada en grado de tentativa. A mayores, Kevin fue sentenciado a otro año de prisión por un delito de tenencia ilícita de armas ya que tenía en su poder, aquel día, una pistola Blow Magnum de calibre 9 mm con seis cartuchos. No fue el único arma con el que entraron en la vivienda, ya que a otro de los ladrones le intervinieron un cuchillo de cocina. En el caso del ruandés Abdulaye -que llegó a España en patera, conoció a los otros acusados en prisión y llegó a declarar en Instrucción que fue obligado a cometer el asalto- se le sustituye la prisión por su expulsión de España y la prohibición de volver durante un período de diez años.

Todo ocurría a plena luz del día el 15 de junio de 2012 en una vivienda del primer piso del número 161 de la calle Sanjurjo Badía. El grupo ya había planificado con antelación el asalto de la vivienda, donde residían un hombre y su novia, y poco antes de las doce del mediodía se presentaron en el edificio. Timbraron en el telefonillo del portal y uno se hizo pasar por un cartero que tenía que entregar un certificado. En la casa estaba la mujer y les abrió el portal. Ya arriba, la víctima también les abrió la puerta de la casa: los cuatro, que ocultaban sus rostros con unas medias, propinaron entonces un fuerte empujón a la puerta y se introdujeron en la vivienda. Todo ello sin sospechar que una vecina del piso contiguo que había abierto su puerta al confundir el sonido del timbre con el suyo los vio y, tras seguir observando por la mirilla y ver sus actitudes sospechosas, llamó a la Policía.

Dentro de la casa asaltada los ladrones taparon la boca de la moradora para que no gritase y le cubrieron la cara con una toalla. En la casa había una caja fuerte con 36.000 euros: exigieron a la víctima la combinación, ella les contestó que desconocía la numeración y ellos trataron de abrir la caja a golpes e intentaron también forzarla con una ganzúa y un destornillador. No lo lograron y como botín se hicieron finalmente con varios relojes de la pareja, 300 euros y según llegaron a denunciar los moradores, un anillo de oro blanco y brillantes.

Cuando llegaron los agentes, los asaltantes aún seguían revolviendo el piso. Al escuchar el grito de "¡Alto, Policía!", Héctor y Rodrigo saltaron por una de las ventanas que da a un patio interior, lo que les causó heridas que requirió su ingreso hospitalario. Kevin fue detenido cuando pretendía también arrojarse al vacío, mientras que Abdulaye fue sorprendido oculto en la galería del piso mientras custodiaba, teniéndola sujeta por el cuello, a la víctima.