En mayo de 2008 salieron del puerto de Venezuela una lancha rápida llamada Delfín y un viejo pesquero, de nombre San Miguel. El capitán de este último no era el de siempre y contrató a la tripulación, a la que explicó que no salían a pescar, sino a colaborar en un transporte de droga. A cambio, les anunció que recibirían "una buena paga".

Así relatan la Fiscalía y el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco los prolegómenos de uno de los mayores transportes de cocaína de los últimos años entre Sudamérica y España. Una operación que culminó la madrugada del 1 de junio de aquel 2008 con el apresamiento del San Miguel, la detención de docena y media de personas y la incautación de 3.500 kilos de cocaína, valorados en unos 110 millones de euros.

Este caso llega ahora a juicio. El miércoles empieza en la Audiencia Nacional la vista contra la banda supuestamente liderada por los arousanos José Constante Piñeiro Búa, "Costiñas", y Óscar Manuel Rial Iglesias, "El Pastelero". El fiscal pide para ambos 14 años de prisión, al considerarles máximos responsables de los 3.500 kilos de coca del San Miguel. 26 personas se sentarán en el banquillo por presuntos delitos de tráfico de drogas y blanqueo. El juez destacó que el grupo "poseía un grado de infraestructura profesionalísimo y altamente programado".