La juez que instruye el caso por el crimen de Bernardino Pousa, el chófer degollado en Verín el 11 de septiembre de 2011, tomó ayer declaración a petición del fiscal al hermano de la víctima, Germán Pousa, a una conocida de la viuda imputada y al vecino que dijo haber oído golpes y gemidos en la nave en la que se cometió el crimen. Sus testimonios forman parte del proceso en el que están imputados por asesinato la viuda del fallecido, con el que ya no convivía, Dolores Álvarez; la hija de ambos, Ángeles Pousa; el novio de esta, Alberto Vázquez; y el presunto sicario, Ilidio Magalhaes, todos ellos en prisión preventiva.

La vecina conocida de Dolores testificó que dos meses antes del asesinato la viuda la paró en la calle y le pidió tomar un café invitándola a su casa. Dolores, contó, se deshizo en agravios contra su exmarido, al que calificó de "chulo". Según declaró la testigo, le dijo que "esa chulería se le va a acabar cuando le corten el pescuezo y lo lleven a Escornabois", pueblo natal de Bernardino, donde fue enterrado. "Donde lo voy a mandar nadie lo va a oír", apostilló.