El juicio por la muerte de Diego Novo, un niño de 4 años años, en la piscina del colegio Liceo la Paz de A Coruña durante una clase de natación en 2009 en horario escolar no sirvió para aclarar cuándo salió el menor del agua, quién le retiró la burbuja, cuándo regresó a la piscina ni por qué volvió al vaso sin ser visto. Fiscalía y acusación particular sostienen que el fallecimiento se debió al "descontrol" que existía en la piscina. Las defensas, que piden la absolución, subrayan que el protocolo de seguridad se cumplió y atribuyen el suceso a un "error humano". Los padres del menor, que renunciaron a la indemnización penal que pudiera corresponderles, siguieron el juicio desde las primeras sillas y guardaron silencio. Hasta ayer. Concluida la vista y acompañados por su abogado, se pusieron frente a cámaras y micrófonos para leer un comunicado. "Tres años, nueve meses y 19 días más tarde, seguimos sin saber cómo se ahogó nuestro hijo en la piscina de su colegio, donde supuestamente muchos ojos le custodiaban", dijo la madre de Diego, al tiempo que exigió a los "responsables del colegio" que asuman "la responsabilidad de investigar a fondo lo que sucedió" y que no centren "todos sus esfuerzos" en intentar exculparse: "Confiamos en que, ante la falta de respuestas, sea la justicia la que depure las responsabilidades de cada uno de ellos".

Los imputados -el socorrista, la monitora, el coordinador, el director técnico y los dos propietarios del centro- están acusados de homicidio por imprudencia por el que les solicitan penas que oscilan entre los 3 y los 4 años de cárcel. El jefe de estudios también se enfrenta a la misma petición que el resto, pero a él solo lo acusa el letrado de la familia de la víctima, no la Fiscalía.

Las declaraciones de los testigos y los peritos durante la vista oral no arrojaron datos ni detalles esclarecedores para reconstruir los hechos. Lo único probado es que ese día la monitora titular no dio la clase porque fue a llevar a su hijo al pediatra, por lo que dejó a cargo del grupo de Primero de Infantil al socorrista de la piscina. En el recinto también se encontraba una monitora de apoyo, que si bien declaró que su función no era vigilar la clase de Diego, la mayoría de testimonios coinciden en que sí debía atender al grupo junto al socorrista.

Las acusaciones concluyen que el niño pidió permiso para ir al baño durante la clase, que el socorrista o la monitora de apoyo le retiraron la burbuja y que se olvidaron de él, lo que desencadenó el suceso. "Hubo una total descoordinación, un descontrol", afirmó la fiscal.

Las defensas, además de la absolución, pidieron la atenuante de dilaciones indebidas, a lo que se oponen las acusaciones.