El mar se cobró ayer la vida de Mercedes Veiga, una percebeira de 56 años vecina de la parroquia de Viladesuso, en el municipio de Oia. La mujer faenaba en unas rocas cercanas a su casa cuando un golpe de mar la arrastró. Pese a los esfuerzos de sus compañeros por salvarla y su lucha por mantenerse a flote, la marejada se la tragó y devolvió su cuerpo a unas peñas situadas 500 metros al sur del lugar del accidente. La intervención del helicóptero Pesca 1 se demoró más de media hora respecto al aviso inicial, una tardanza que causó indignación entre mariscadores y vecinos y que la Xunta justifica por las "guardias localizadas" del personal del servicio aéreo.

La Consellería do Mar admite, en declaraciones a Europa Press, que esta situación en que los profesionales se encuentran "localizables", en lugar de mantener la presencia física en la base del helicóptero en Vigo, se debe a una "incidencia puntual" y "transitoria". Así, fuentes del mismo departamento confirman que estas circunstancias, que aumentan el tiempo de respuesta ante cualquier emergencia, se producen desde el pasado 28 de noviembre y se mantendrán hasta el próximo 31 de diciembre.

Mercedes pagó ayer con su vida las consecuencias de las condiciones en que el helicóptero Pesca 1 presta su servicio este mes. La mujer había salido a faenar en torno a las ocho de la mañana junto con otros miembros de la agrupación de percebeiros de A Guarda. Siete de ellos se encontraban a las 8.40 en el entorno de la zona conocida como Punta Orelludas cuando una ola la tiró hacia una cavidad entre dos rocas. Un compañero trató de sacarla, ayudado de otra percebeira en forma de cadena humana, pero otra embestida se la llevó mar adentro. Los mariscadores alertaron al 112 mientras veían a la fallecida a la deriva, tratando de mantenerse a flote, a pocos metros del lugar de la caída, durante unos cuarenta minutos según explicaban algunos testigos.

Pescadores que faenaban a bordo de sus embarcaciones en el entorno se acercaron para ayudar, al tiempo que llegaron dos patrulleras de la Guardia Civil y la lancha Salvamar Mirach de Salvamento Marítimo. Por tierra se encontraban agentes del instituto armado y voluntarios de Protección Civil del Val Miñor, así como una ambulancia del 061. Pero el helicóptero del Servicio de Guardacostas de la Xunta no llegó al lugar, según la versión de los testigos del accidente, hasta las 9.50 horas . El operativo de búsqueda se prolongó apenas tres horas.

Miembros de Protección Civil hallaban el cuerpo a las 12.10 sobre unas piedras del entorno conocido como Porto das Canelas, a medio kilómetro al sur del punto en el que se produjo el accidente.

Los efectivos movilizados, así como los compañeros de Mercedes, corrieron hacia la zona donde se encontraba el cuerpo y allí permanecieron hasta que a las 14.00 se produjo el levantamiento del cadáver.

La noticia causó consternación en la zona, donde la fallecida y su marido se instalaron hace tres décadas, procedentes de la localidad coruñesa de Melide.

A la tristeza por la muerte de Mercedes se sumaban grandes dosis de indignación, especialmente entre los compañeros de faena que presenciaron el siniestro. Muchos de ellos manifestaban abiertamente que si el aparato hubiese llegado antes, Mercedes seguiría viva. "Estábamos tranquilos porque, tras llamar al 112, pensábamos que el helicóptero tendría tiempo de sobra para rescatarla", repetía una percebeira que se encontraba a pocos metros de la fallecida cuando se cayó al mar.

Pero las "guardias localizadas" que refiere la Xunta hicieron que la aeronave tardase media hora en salir. La Consellería reconoce que la llamada a la central del Servicio de Guardacostas se registró a las 9.06 horas. A las 9.11, el personal del Pesca 1 fue avisado de la emergencia y el helicóptero, informa el departamento autonómico, partió de su base a las 9.35.

Estas guardias, según apuntó la Consellería a Europa Press, fueron dispuestas "ante una causa de fuerza mayor que le impide" a la empresa concesionaria del servicio "desarrollarlo en las condiciones habituales" . El personal que pilota las aeronaves está obligado a cumplir un periodo de "preparación especial específico que no puede ser cubierto hasta el 31 de diciembre". Así, el contrato se mantiene en las mismas condiciones "con la salvedad de que los profesionales están de guardia localizada".