En abril de 2009 una violenta banda colombiana asaltó el chalé de un mayorista de pescado de Nigrán con este hombre y sus tres hijos menores dentro logrando un botín de unos 8.400 euros. Transcurridos más de tres años y tras una vista reciente en la que las defensas pidieron la nulidad de las escuchas telefónicas, ayer se celebró el juicio contra los acusados, todos originarios de Colombia. Los cuatro imputados -había un quinto que fue expulsado de España- negaron la autoría. Y tras ellos declararon el dueño de la casa y dos de sus hijas, que entonces tenían 11 y 14 años y que ayer testificaron protegidas por un biombo. "La cantidad sustraída es los que menos me importa; lo que quiero es que paguen por lo que pasamos yo y mis hijos", dijo el padre. Las jóvenes también narraron con aplomo y serenidad lo ocurrido aquel día. La más pequeña llegó a intentar huir al jardín con su hermano de 3 años. "Tenía a mi hermano en el colo y me cogieron; él se cayó al suelo y a mí me dieron dos bofetadas", contó.

El asalto ocurrió la medianoche del 13 de abril de 2009. La fiscal sostiene que los imputados junto al quinto que fue expulsado del país entraron en el chalé encapuchados y armados, maniataron al dueño, que estaba en el salón, y amenazaron a los tres menores, a los que vigilaron. Uno de los imputados, Jorge Ricarte C.V., había trabajado para el dueño de la casa en la lonja y por este motivo había estado varias veces en la vivienda, una de ellas con motivo de una celebración navideña. La acusación pública sostiene que fue quién habría facilitado los datos sobre la casa y las tres cajas fuertes que había en su interior.

El dueño del chalé, que negó que la relación laboral con su exempleado finalizase "mal", relató que los ladrones entraron por la "puerta de la despensa". Llevaban pasamontañas, iban "de negro" y "tenían acento colombiano al 99,9%". Unos lo cogieron a él y otros se fueron a donde estaban sus hijos. "Quiénes entraron en la casa la conocían y sabían que había tres cajas fuertes", afirmó, para añadir que los atracadores llevaban una pistola y un cuchillo: "Y el que estaba con una de mis hijas llevaba otra pistola". A raíz de este suceso dejó de haber trabajadores colombianos en su empresa. "Está prohibido", señaló. También dijo que, al margen del exempleado acusado, otro trabajador suyo dejó la empresa al día siguiente del robo: "Me pareció superextraño".

Tras él declararon sus dos hijas. Pese a su juventud, la misma serenidad que tuvieron ayer en el interrogatorio la mostraron el día del atraco. En cuanto escucharon ruidos aquella noche, la mayor, de 14 años, fue a coger su teléfono, mientras que la de 11 años intentó escapar al jardín con su hermano de 3. "Yo estaba sola con uno, que llevaba una pistola; me dijo '¡quédate en la cama!', dio vueltas por la habitación esperando y cuando escuché a mis hermanos y le pedí que me llevara a junto de ellos, lo hizo", dijo la mayor, que también contó como la noche anterior ya había escuchado ruidos "en la contra" de su ventana, como si intentaran abrirla. La Guardia Civil, de hecho, sostiene que ese día antes hubo una tentativa de robo. La menor de 11 años -ahora 14- no llegó a ver "armas". "Yo intenté salir con mi hermano, pero me cogieron; el niño se cayó y a mí me dieron dos bofetadas", relató.