La credibilidad del relato de una joven discapacitada y los testimonios de una familia de la Galicia "profunda", en palabras del propio fiscal, serán claves en la decisión del tribunal que juzga un supuesto caso de violación ocurrido en la aldea de Saa, en Dozón. M. G.C., vecino de la presunta víctima, se enfrenta a una petición de cárcel de 13 años. Frente a ello su abogado solicita la absolución calificando de "montaje" lo que habría sucedido el 30 de julio de 2009 y basándose en "contradicciones" constatadas desde entonces.

El ministerio público solicita la pena más alta al entender que el presunto agresor, de 52 años se aprovechó de una mujer que ahora tiene 26 y que padece una minusvalía del 74 por ciento. Ella, con evidentes dificultades para una comunicación fluida en la sala de la Audiencia Provincial, explicó que el hombre la sorprendió "mientras estaba limpiando judías" en la casa donde vive con su padres. "Me tumbó en la cama, me puso un trapo en la boca y luego un pistola", indicó, expresando a continuación lo referente al propio acto sexual: "Me dolió, él llevaba un globo blanco y yo sangré por ahí; acabó, se fue a casa y había una cosa blanca dentro del globo".

La joven asegura que hasta entonces M. G. era un vecino más con el que no había problemas. Pero desde entonces le tiene "mucho miedo". Además, la supuesta víctima aseguró que ésa fue la "única vez" que estuvo con un hombre. El fiscal, Juan Carlos Aladro, expuso en sus consideraciones finales que elevaba a definitiva la petición de la máxima condena de prisión para este tipo de delitos al entender que la joven dice la verdad. "Hay un informe médico completísimo que no cuestiona el grado de credibilidad de la víctima", expuso, subrayando que la mujer está "presa de su vergüenza". Además, vinculó determinados aspectos del caso con su visión de la "profundidad cultural y psicológica" que rodea a la parte denunciante. "Estamos quizás ante el lado más triste de la sociedad", dijo.

El representante de la Fiscalía se refirió en estos términos a lo que, como volvió a quedar patente en la vista oral, fue el cambio de denuncia. En un primer momento fue la madre de la joven la que se atribuyó haber sufrido la violación. "Lo hace para evitar la vergüenza de su hija", afirmó Aladro en su discurso y tras escuchar a la madre, quien durante el juicio reconoció que, además, en un primer momento se decidió no denunciar "para no dar que hablar a los vecinos". Según consta en el relato de los hechos de la Fiscalía, la joven relató lo acontecido a sus padres, pero estos "decidieron no denunciar a su vecino". Sin embargo, los hechos acabaron en el juzgado un año después, en mayo de 2010, "al intentar el acusado entrar nuevamente en el domicilio".

La parte de la defensa respondió que no solo la familia denunciante procedía de ese entorno de "profundidad" y pidió al juez que tuviese en cuenta también los condicionantes del imputado a la hora de tratar de demostrar su inocencia. "No sabe leer ni escribir", indicó su abogado.

El letrado presentó a cuatro testigos, entre ellos la hermana del procesado, como coartada. Todos coincidieron en que en el momento que se habría cometido la denunciada violación éste estaba a seis kilómetros colaborando en la recogida de hierba, "desde el día 30 por la mañana hasta el 31 por la tarde".

Además, el abogado defensor subrayó otros aspectos de los informes médicos que el fiscal no apunto. "La joven es adiestrable, tiene influencias adultas y ha incurrido en diversas contradicciones durante todo este tiempo", recalcó. El juicio ha quedado visto para sentencia.