Las cenizas del empresario de Ourense asesinado en Caracas descansarán en Galicia por deseo de su familia. Antonio Gil Gil un emigrante natural de Cortegada había vendido su empresa de construcción en Venezuela para dejar más de tres décadas de diáspora en Caracas y regresar a Vigo de forma definitiva, donde residen su padre y un hermano. El viernes pasado unos ladrones lo asesinaron de un disparo ante su casa, delante de su nieto de 10 años, y su sueño se truncó.

A las 11,30 horas de la mañana de hoy (primera hora de la tarde española), tras dos días de duelo en la capilla del Cementerio del Este de Caracas, el emigrante ourensano será incinerado. Su mujer, su hija y sus parientes –conservaba familiares en Cortegada y Celanova -ansían traer las cenizas de regreso a su tierra de origen a la que no pudo volver.

Un robo parece el móvil de un crimen del que de momento no han trascendido detenciones en el país latinoamericano, zarandeado por la violencia. En la capital venezolana se registraron 36 muertes violentas en solo tres días, desde la noche del viernes en la que fue asesinado Antonio Gil hasta la mañana de ayer.

El empresario gallego asistió con su esposa, su hija y un nieto de 10 años a una fiesta de cumpleaños en la Hermandad Gallega con sede en Caracas, a la que pertenecía además de ser socio del colectivo "Fillos de Ourense". Era el cumpleaños de su mujer, según recoge el Diario Universal de Venezuela.

En torno a las 23. 30 horas Antonio partió en un vehículo con su nieto, mientras que su mujer y su hija lo hacían en otro turismo, de regreso al domicilio en la urbanización Montecristo. Un coche con varios individuos –se sospecha que con intención de robarle el vehículo– habría seguido al empresario, que intentó despistarlos. Al llegar a la finca, tras dar varias vueltas a la manzana, abrió el portón automático y los ladrones también entraron. Cuando Antonio Gil iba a cerrar la puerta, le dispararon. Horas después fallecía en el hospital.