Narcos gallegos han recuperado la ruta del Atlántico para grandes alijos de cocaína procedente de Sudamérica tras un parón de más de tres años. Así lo demuestra la interceptación de un pequeño pesquero, con puerto base en O Grove, cargado con 3.600 kilogramos de cocaína con destino a las costas gallegas, presumiblemente las arousanas. De momento hay cinco detenido a bordo del pesquero, si bien la operación conjunta del Servicio de Vigilancia Aduanera y la Guardia Civil sigue abierta, y podría haber arrestos en tierra si, como se sospecha,está vinculada a históricos del narcotráfico gallego.

El Ratonero+ regresaba de recoger el alijo en las proximidades de Venezuela cuando fue abordado por el patrullero del Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA), Petrel, entre los archipiélagos de Azores y Madeira, a mil millas al Oeste de Canarias. Eran las cuatro de la madrugada del pasado martes y a bordo fueron detenidos los cinco tripulantes: tres arousanos, un uruguayo aunque con residencia en Arousa y un colombiano que actuaría como garante de la operación por parte del cártel suministrador.

El patrón de la embarcación es José Luis Devesa, un vecino de O Grove de 45 años, al que ya se ha investigado por posibles vínculos con alguno de los históricos narcotraficantes arousanos, caso de Rafael Bugallo "O Mulo". Con él navegaban los gallegos J.F.F.F. y A.G.P., así como A.G.V.V., un uruguayo residente en O Salnés. Los tres forman parte de la tripulación estable del Ratonero desde hace varios meses. A ellos hay que sumar la presencia del colombiano A.E.H.C. que pertenecería al cartel propietario de la cocaína.

Los cinco viajan ya en calidad de presos –al haber transcurrido más de 72 horas de su detención– en el patrullero de Vigilancia Aduanera que remolca al pesquero hacia el puerto de Vigo, dársena a la que llegará, previsiblemente, el próximo martes. El gran alijo de droga se repartía en 90 fardos de 40 kilos cada uno, lo que arroja un total de 3,6 toneladas de cocaína.

Una vez solventada la operación en el mar, ayer se desataba en tierra. Por la mañana, efectivos del SVA y de la Guardia Civil de Pontevedra registraban en O Grove y Vilanova los domicilios de los tripulantes.

De la instrucción de la causa se encarga la magistrada del Juzgado de Instrucción 3 de Vigo, Marisol López, que coordina la operación que desarrollan conjuntamente los dos cuerpos antidroga y que ha decretado el secreto de sumario. Desde el juzgado vigués se ordenó el abordaje del Ratonero y se enviaron los exhortos al Juzgado de Cambados para proceder a los registros domiciliarios.

La intervención del Ratonero y su gran alijo en alta mar viene a demostrar que la tradicional ruta Atlántica de la cocaína, entre Sudamérica y Galicia para su posterior distribución por Europa, intenta coger impulso después de tres años en los que la presión policial obligó a los clanes gallegos y a los cárteles colombianos a buscar otras alternativas, especialmente el transporte en contenedores.

La ruta Atlántica comienza en Sudamérica, desde donde parte la droga en buques nodrizas. A la altura de Azores se produce el transbordo, bien a pesqueros bien a grandes lanzaderas que se acercan a las costas gallegas. En este caso, el Ratonero se aventuró mucho más allá de lo esperado, llegando prácticamente a las inmediaciones de las costas venezolanas, una travesía que pudo salirle muy cara, ya que se trata de una embarcación de 21 metros de eslora que no esta preparada para realizar todo ese trayecto.

El Ratonero es un viejo conocido de las fuerzas de seguridad del Estado, ya que en 2008, una patrullera del SVA interceptó el barco al considerarlo un buque gasolinera para las lanzaderas. En aquel entonces se le vinculó con la organización que lideraba Rafael Bugallo Piñeiro "O Mulo", sospechando el SVA que el pesquero habría suministrado combustible en alta mar a una lanzadera de varios motores cargada con 3.500 kilos de cocaína que acabó siendo quemada y abandonada por sus tripulantes en la playa de A Lanzada tras una espectacular persecución por mar desde la frontera portuguesa.