Las llamas arrasaron y dejaron completamente arruinada una fábrica del polígono de Saiar, en Caldas, dedicada a los congelados. El incendio afectó a una superficie de 5.000 metros cuadrados y obligó a un despliegue de servicios de emergencias de toda la provincia. Además, supuso el desalojo de otras naves anexas ante el riesgo de que se propagase. La intensa columna de humo era advertible desde kilómetros de distancia. No hubo heridos, aunque una trabajadora tuvo que ser trasladada al centro de salud de Caldas a causa de una crisis de ansiedad. La extinción requirió de todo el día y continuó por la noche en tareas de ventilación.

El suceso comenzó en torno a las once y media de la mañana y, según apuntaban desde la empresa, Frigoríficos Devesa, emplazada en la segunda línea desde la carretera N-640, su origen podría achacarse a un cortocircuito en una de las esquinas de la planta. El fuego se propagó rápidamente con sacos de plástico como combustible. Los testigos apuntan a que no se escuchó ninguna explosión. En apenas una hora todo el recinto estaba ardiendo y mientras seis de los ocho trabajadores con los que cuenta la plantilla se apresuraban para tratar de salvar el máximo posible de mercancía (mariscos y productos congelados que se guardaban en cinco naves frigoríficas), así como algunas herramientas.

Labores que también tuvieron que hacer en su planta los empleados de Indalsu, que está adosada a Frigoríficos Devesa y trabaja con aluminio. El riesgo de que el desastre fuese aún mayor obligó a la plantilla de esta firma anexa a retirar la mayor parte de sus existencias. De todos modos, la inmediata respuesta de los bomberos permitió controlar el incendio. Los empleados de las fábricas existentes por la parte de abajo, que da a la carretera, también tuvieron que cesar sus cometidos.

Las consecuencias de las llamas se podían ver perfectamente tanto desde Caldas como desde la carretera de Vilagarcía a Pontevedra y también la autopista AP-9. En las labores para sofocar las llamas acabaron interviniendo más de una decena de camiones de bomberos de los parques de Vilagarcía, Pontevedra y el Deza. Además también estaban protección civil de Caldas y Valga, A Estrada y Portas así como una motobomba de extinción de incendios, la Policía Local, Guardia Civil y el 061.

Las dificultades para apagar el fuego, pese a estar cercando, hizo necesario que las labores de los cuerpos de emergencias se extendieron a lo largo de todo el día. De hecho, un retén se quedó durante la noche para concluir la ventilación de la nave y reducir la posibilidad de que mediante los aislantes de este recinto las llamas pudieran reavivarse y expandirse a las estructuras colindantes.

La situación fue de evidente dramatismo durante prácticamente toda la jornada. Los trabajadores de la fábrica, apenas podían secar las lágrimas al tiempo que colaboraban con los efectivos para facilitar la operación.