A miles de kilómetros de A Coruña, y en medio de un viaje de negocios, el padre de Tomas Velicky recibió la noticia de que su hijo había desaparecido en el mar. Se lo habían tragado las olas en la ciudad en la que había vivido cuatro meses como becario Erasmus y de la que debía marchar en dos semanas, cuando terminase los exámenes de febrero. Ahora, es el padre del estudiante quien volará a A Coruña desde Eslovaquia. Llegará mañana. El progenitor de Velicky lamenta lo ocurrido a los policías y tiene intención de "dar las gracias" a los familiares de quienes se lanzaron al agua para tratar, aunque sin éxito, de socorrer al chico. Quiere también transmitir sus condolencias a los allegados de los agentes que el mar se llevó tras su hijo y ofrecerles su ayuda, "si es posible". "No entiendo cómo ni por qué pasó esto. Tomas era un buen nadador y un chico inteligente", asegura su padre. "Mi hijo nunca fumó cigarrillos ni ninguna otra cosa. Lo sé seguro", añadió el hombre, aseverando: "No quiero que nadie retrate a mi hijo como un tonto".

A continuación se ofrece una reproducción de las declaraciones realizadas por el padre de Tomas Velicky al periódico de Bratislava ´Novy Cas´, que las ha facilitado a este diario:

"No creo lo que se ha dicho en la prensa española sobre mi hijo. Tengo correos electrónicos de amigos de Tomas que estuvieron con él durante la noche. Estuvieron haciendo turismo y, después, fueron a algunos bares. Sobre las cinco de la mañana, fueron a la playa para escribir sus nombres en la arena, para, simplemente, hacerse unas fotos y para hacer su viaje inolvidable. No estoy diciendo que fuera una misión de redención o algo así, pero no es cierto que los chicos estuviesen bebidos.

Mi hijo caminó hacia el mar para orinar; después de veinte segundos, sus amigos se dieron cuenta de que estaba perdido. Llamaron a los policías, que estaban en un coche patrulla, cerca de ellos. Rápidamente empezaron a buscarle con linternas y luces… Los amigos de Tomas le vieron en el mar. Uno de ellos y cuatro hombres más intentaron alcanzarle entre las olas, pero la corriente era demasiado fuerte. Además, Tomas llevaba un abrigo, que se le llenó de agua, lo que le hizo todavía más pesado.

No entiendo cómo y por qué pasó esto. Tomas era buen nadador y muy inteligente. Cuando solo tenía doce años, ya leía los libros de Harry Potter en su versión original, en inglés. La última vez que hablé con él fue hace dos semanas, en el aeropuerto, cuando volvía a España. Estaba a punto de empezar su periodo de exámenes, le deseé que le fuese bien, que tuviese un buen viaje y que volviese sano y feliz al final de febrero.

Siento mucho lo que les ha pasado a los policías y les presento mis condolencias a sus familias. Estoy muy apenado y, el lunes, volaré a España para hacerlo todo, darles las gracias y ofrecerles mi ayuda, si es posible".