El profesor Nemesio Antonio Pisonero Domínguez, condenado a 26 años de prisión por matar de un tiro en la cara a su mujer y de tres en el tórax al hijo de ambos cuando trataba de defenderla en el chalé familiar de la localidad vallisoletana de Laguna de Duero el 25 de agosto de 1998, cobra desde entonces la pensión de viudedad de la víctima, María Teresa de Jesús Trapote Gato.

Durante los últimos 13 años el autor del doble homicidio y profesor de instituto como su mujer, ha cobrado la pensión correspondiente a la mutua de clases pasivas por la fallecida, que ascendía a más de 800 euros al mes en el último año. Desde el pasado mes de marzo percibe la retribución máxima legal, de unos 2.400 euros mensuales, al sumar su propia jubilación de 1.800 euros. Estando en prisión cotizaron por él unos cinco años pro los trabajos que realizaba.

Pisonero Domínguez solicitó la pensión de viudedad cuando estaba en prisión provisional, ya que la condena no fue firme hasta que el Tribunal Supremo dictó una resolución en 2001 que estimaba parte de su recurso y le redujo la pena de 32 años impuesta por la Audiencia de Valladolid, a 26. Su condena definitiva se extinguiría en 2018, al fijarse 20 años de prisión máxima por imperativo legal, según los datos que maneja Instituciones Penitenciarias. Las mismas fuentes indican que a los 9 años de su encarcelamiento, a partir de 2007, comenzó a disfrutar de permisos de salida y desde 2009 goza del tercer grado penitenciario, lo que le permite salir a diario de la cárcel a donde regresa para dormir. Además, una vez al mes goza de una semana de total libertad.

El doble homicida sale todos los días a las siete de la mañana del centro penitenciario de Pereiro de Aguiar y no regresa hasta las 9 de la noche. El antiguo profesor de Matemáticas, que en 2003 perdió su condición de funcionario por el doble crimen, tiene permiso para acudir mañana y tarde a clases de informática en una academia de Ourense. Al parecer come en un piso que ha alquilado en la prolongación de A Saínza y se mueve en una potente moto que llama la atención o en un Passat Coupé negro metalizado.

Los beneficios penitenciarios, tanto permisos como tercer grado, fueron concedidos por el juez de Vigilancia Penitenciaria de Pontevedra y Ourense pese a la negativa de la junta de tratamiento de la prisión. A su favor, el magistrado tuvo en cuenta que había satisfecho el pago de las indemnizaciones fijadas en 28 millones de pesetas para su hijo pequeño y en 7 millones para su suegra. Una herencia que recibió durante el proceso le permitió realizar las transacciones entre las partes. También hizo frente al pago de costas del juicio.

El caso de Pisonero Domínguez es un ejemplo más de la situación en la que se encuentran algunos condenados por violencia de género, que tras matar a sus parejas perciben la pensión de viudedad. Hace unos días la Seguridad Social revocaba la que cobraba Llorenç Morell, condenado a 18 años por matar a puñaladas a su mujer en julio de 2005 en la localidad de Sils (Girona).

Fuentes de Instituciones Penitenciarias informaron a FARO DE VIGO que en el año 2010 el INSS solicitó información sobre Pisonero Domínguez a la prisión de Ourense para cruzar sus datos con los de condenados por violencia de género. La dirección del centro de Pereiro de Aguiar informó de que percibía la pensión de viudedad de clases pasivas, según indicaron las mismas fuentes.

Diferencias en la educación de los dos hijos del matrimonio, de 24 y 20 años de edad, motivaron una discusión entre el homicida y María Teresa la noche de aquel 24 de agosto, aunque las relaciones del matrimonio ya no eran buenas. Meses antes había echado de casa a los chicos, estudiantes de Ingeniería en la Universidad, que sin embargo en la fecha del crimen habían regresado al domicilio.

Ya de madrugada, Teresa vio que su marido bajaba al sótano y le siguió. Allí cogió una carabina y la cargó. Cuando ella le preguntó "¿qué vas a hacer, que vas a hacer?", el hombre realizó un disparo que dio contra la pared. Su mujer retrocedió por la escalera hasta el recibidor, encontrándose con su hijo Óscar. Ambos se encerraron en el salón.

Pisonero Domínguez entró en la habitación por la puerta de la cocina y tras otro disparo a una pared ordenó a su hijo que subiera a su habitación. Él intentaba proteger a su madre, pero ésta le pidió que obedeciera. Cuando Teresa se quedó a solas en el recibidor con su marido, éste advirtió que intentaba coger el cañón del arma y le disparó en la cara, a tan solo 15 centímetros, "con ánimo de matarla", según la sentencia del Supremo. Falleció en el acto. El joven Óscar bajó y mientras su padre le apuntaba le gritó "la has matado, la has matado" e intentó desarmarle. Nemesio, "con intención de matarle", le pegó tres tiros en el tórax.

El hijo pequeño se acercó a su padre por detrás y le desarmó. En pijama, salió corriendo de la casa y llegó al cuartel de la Guardia Civil para alertar del doble crimen. Eran las dos de la mañana y cuando los agentes acudieron al domicilio encontraron envueltos en sangre los dos cadáveres. Allí mismo arrestaron a Nemesio Antonio Pisonero, que tenía 53 años y no ofreció resistencia.

Un jurado popular lo declaró en el año 2000 culpable del homicidio de su mujer y del asesinato de su hijo, por lo que la Audiencia de Valladolid le condenó a penas de 14 y 18 años. Un año después el Supremo estimaba en parte el recurso de casación, revisaba la condena y le imponía 26 años por dos homicidios dolosos con la agravante de parentesco.