José Miguel Martínez Campos ha sido el principal sospechoso de los investigadores que llevan dos años y medio casando las piezas del asesinato de sus padres, cometido en abril de 2009 en la localidad ourensana de Taboadela. Prueba sobre prueba –alguna reiterada–, pericia tras pericia, cabo a cabo, se han extraído nuevos indicios que apuntan otra vez contra él.

Detenido en octubre de 2009 tras una coartada que se desbarató e imputado, pero libre, desde mayo de 2010 por falta de argumentos en contra, ayer por la mañana fue detenido por segunda vez y trasladado al escenario del crimen para una nueva inspección. Tras pasar la noche en los calabozos de la Comandancia de la Guardia Civil de Ourense, hoy pasará a disposición judicial. El análisis de la carta amenazante que apareció en el bolsillo de su padre, José Martínez Vázquez, de 65 años, así como una nueva prueba que escudriña los restos de un disparo, aportan nuevos indicios que lo sitúan otra vez en la mirilla judicial.

José Miguel fue detenido ayer al mediodía cerca de su residencia habitual en la ciudad de Ourense por agentes de la Unidad Orgánica de la Polícia Judicial. Los investigadores del instituto armado lo custodiaron a nuevos registros de entrada que buscaban más soportes para sumar a la causa contra por el doble homicidio.

Con autorización judicial dictada ayer mismo se inspeccionó durante una larga jornada su vivienda en el Barrio de As Lagoas, dos vehículos utilizados por él –incluido un todoterreno que según un testigo fue visto cerca de la escena del crimen–, y el galpón del asesinato, en Amendo. Dos pruebas cimentan el giro que devuelve la atención sobre Martínez Campos. Por un lado, un nuevo examen del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses por el que las muestras recogidas de la ropa del presunto parricida, demostrarían esta vez que él realizó los disparos; y un informe lingüístico sobre la nota manuscrita.