Agentes de la Guardia Civil, en el transcurso de la 'Operación PIZZO', han detenido a 18 personas, entre ellas 14 españoles --tres de ellos de Galicia--, tres italianos y un marroquí, acusados de integrar una red especializada al tráfico de estupefacientes entre España, Italia y Marruecos, según ha informado el Ministerio del Interior.

A los acusados, que han sido detenidos en Cádiz, Barcelona, Pontevedra, Sevilla, Málaga y Canarias, se les imputa delitos de robo de domicilios e introducción y distribución en España de dinero falso procedente de Italia.

Según han concretado a Europa Press fuentes de la investigación, dos de los detenidos fueron arrestados en la provincia de Pontevedra y otro pontevedrés, considerado uno de los dos cabecillas, fue detenido en Cádiz, hasta donde se había desplazado.

Durante la operación, se ha incautado 1.400 kilos de hachís, cinco vehículos, 16.000 euros falsos, veinte teléfonos móviles, así como diversa documentación de interés.

Las investigaciones se iniciaron cuando los agentes tuvieron conocimiento de la existencia de una organización criminal que se dedicaba a la introducción en las Islas Canarias de hachís procedente de Marruecos y que, previamente, había sido desembarcado en las costas de Algeciras y Cádiz.

Cabecillas gallego y vasco

De este modo, averiguaron que el grupo, dirigido por un pontevedrés y un vasco, estaba perfectamente organizado y jerarquizado, correspondiendo cometidos distintos a cada uno de sus miembros.

Bajo supervisión de los jefes, una de las células, compuesta en su mayoría por personas residentes en Algeciras, Ceuta y Norte de Marruecos, se dedicaba a la introducción y recepción del estupefaciente que se desembarcaba en playas de Algeciras y Cádiz, utilizando en el transporte motos acuáticas y embarcaciones tipo zodiac.

Almacenes de seguridad

Una vez que la mercancía había llegado a la costa, y hasta su reparto en la Península e Islas Canarias que se realizaba en vehículos provistos de dobles fondos, la droga era depositada en almacenes de seguridad que la organización poseía.

Otra de las células, asentada en Canarias e integrada por ciudadanos italianos, financiaba la adquisición de la droga cometiendo robos en viviendas de las Islas o con dinero falso introducido en España a través del Puerto de Barcelona proveniente de Italia, con el que adquirían pequeños productos aprovechándose del cambio o vueltas que el comerciante les entregaba.