Una treintena de testigos declararán a partir de este miércoles ante el juez que investiga el múltiple asesinato de Olot (Girona), que tuvo lugar el pasado 15 de diciembre, cuando el albañil Pere Puig presuntamente mató a tiros a cuatro personas agobiado por sus deudas y su inminente despido.

Serán las primeras declaraciones que lleva a cabo el titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Olot, que tratará de recomponer el asesinato de un conocido empresario, propietario de construcciones Tubert, su hijo y dos empleados de banco.

Una de las primeras declaraciones, este miércoles a las 10 horas, será la de Joan D., quien mantuvo una corta conversación con el presunto asesino poco antes que cometiera el primer tiroteo en el bar 'La Cuina de l'Anna'.

En su declaración ante los Mossos, Joan D. relató que habló con Pere Puig sobre las 8.30 horas en una obra que Joan Tubert, una de las víctimas, tenía en La Canya, y explicó que no notó nada raro y que vio a Pere "como siempre".

También declararán testigos del bar, de la sucursal, agentes de la policía y las parejas de las víctimas, entre este miércoles y el viernes.

La mañana del 15 de diciembre, Pere Puig se dirigió a un bar de La Canya, en Olot y mató al dueño y al hijo de la constructora Tubert, en la que trabajó durante años, cuando ambos desayunaban. Poco después, asesinó a dos empleados de una sucursal de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM).

El mismo día de los hechos, el agresor reconoció la autoría de los crímenes en la reconstrucción ante los Mossos, y fuentes policiales ya señalaron que Puig actuó de forma premeditada, muy meticulosa y con una enorme sangre fría.

En su declaración ante el juez, el 17 de diciembre, Puig explicó que mató a su jefe, propietario de construcciones Tubert, porque no le pagaba y le debía unos 2.300 euros, y porque lo tenía en su interior "como si fuera una serpiente" que le dominaba.

Aseguró que tras cometer los asesinatos se sintió liberado y estaba "mejor que antes", aunque sabe que está mal lo que ha hecho y se arrepiente. Además, admitió que en alguna ocasión ya le había venido a la cabeza y que la noche antes ya lo pensó, aunque confió en que la idea se le olvidara.

Tenía 30.000 euros en el banco

Puig no estaba arruinado y tenía 30.000 euros en dos cuentas a plazo fijo: una de ellas vencía el 4 de enero y la otra el próximo 31 de agosto. Ninguna de estas cuentas, así como tampoco su cuenta de ahorro --donde solo había 6 euros-- son de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), donde trabajaban dos de las víctimas.

El abogado de la acusación, Carles Monguilod, ha pedido al titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Olot, que investiga el caso, que transfiera esta cantidad a una cuenta corriente del juzgado cuando venzan los plazos y que los intereses de estas cantidades se retengan y pongan a disposición del juzgado.

Según ha explicado a Europa Press la abogada de Pere Puig, estas cuentas eran del padre de su cliente, aunque éste y la hermana estaban también como titulares, ya que el hombre es un anciano y los hijos tenían acceso a sus finanzas.

Así, el origen de estos 30.000 euros son, según la letrada, de la pensión del padre del detenido, y Pere Puig, que no utilizaba estas cuentas, se ha declarado insolvente.